Pensaba
que mis frases de elogio serían las únicas que se dirían porque a este colega
bisoño hay que reconocerle su sensibilidad, capacidad de trabajo y sentido para
encontrar historias y contarlas desde donde mejor se puede ver la complejidad y
hermosura de la existencia, el rostro humano.
Pero
no, él terminó la entrevista, o mejor dicho, nuestra conversación, diciendo que
yo lo había inspirado mucho y que cada viernes me lee en el semanario 26 para buscar ese aliento. Entonces, fuimos dos cazadores cazados.
Tuve así otra razón para sentir el orgullo que hace tiempo me nace por las más
noveles generaciones de periodistas tuneros (de las que felizmente soy parte),
alejadas de posiciones de rivalidad entre unos y otros, y con su más excelso
trono en el compañerismo. Buen futuro se vislumbra desde ese encuadre.
El
diálogo sucedió minutos antes de comenzar el acto provincial por el Día de la Prensa Cubana. Sin importar
el ambiente festivo, debía conseguir hablar con este joven espigado del
telecentro TunasVisión, porque faltaban pocas horas para que le entregaran en
la capital nacional el Premio de Periodismo Cultural Rubén Martínez Villena, en
la categoría televisiva.
Lo
que Gianny López Brito no sospechaba es que mis motivaciones no estaban solo en
el lauro convocado por la dirección nacional de la Asociación HermanosSaíz, sino en el deseo que tenía, desde mis preguntas, de agradecerle su
entrega y la conciencia que se ha logrado formar sobre la responsabilidad
social de nuestra profesión, a solo dos años y medio de haber salido de las
aulas universitarias.
Gianny
concursaba por tercera vez en ese certamen, en la primera era aún estudiante,
en la segunda se estrenaba como trabajador. Pero solo ahora, en la tercera,
como caprichosa comprobación de cierta "ley" del destino, su nombre
luce entre los galardonados.
¿Qué presentaste en la lid?
Participé
con tres materiales que me dio mucho gusto hacer, la entrevista Esencias,
realizada al ceramista Carlos Reyes Hidalgo; un reportaje sobre las lecturas de
tabaquería, el cual partió de la serie de trabajos que había hecho en la
fábrica de tabacos de esta ciudad, Enrique Casals, donde los obreros dieron
testimonios muy originales, a los que acompañamos con el montaje atractivo. Y
el otro fue Un sueño de roja nariz, lo publiqué en noviembre del año pasado;
salió a partir de que Yani Gómez ganara el Premio Adolfo Llauradó de actuación
femenina, lo que primero pensé como una entrevista pequeña, se convirtió en una
historia sobre su vida de seis minutos con 10 segundos, con una fotografía y
montaje increíbles.
¿Llevarías el tema cultural siempre contigo?
Sí,
siempre he sentido mucha atracción por el periodismo cultural, y aunque
oficialmente no es el sector que atiendo, me he mantenido cercano a él. Como
estamos llamados a hacer un periodismo diferente, que vaya más a la esencia de
lo humano para contar historias que conmuevan, llamen la atención y obliguen al
espectador a sentarse y disfrutar del material, busco inspiración en el gusto
por este periodismo, y la cultura en general, aunque esté tratando un tema
totalmente distinto. Esa atracción me ha ayudado a encontrar el lado humano,
bello en otros aspectos de la vida.
¿Cómo te va con el hecho de que en la televisión
dependas tanto de otros y de la armonía en el grupo de trabajo?
Desde
que era estudiante en TunasVisión he ido eligiendo mi equipo, porque considero
que cuando esas personas se pueden conocer bien, a la hora de trabajar todo
fluye mejor. Siempre trato primero de conversar con todos, contarles la
historia que quiero narrar, cómo la quiero narrar, qué sensaciones deseo
trasmitir, para que el camarógrafo y el editor capten esa esencia y la puedan
materializar. Busco que se enamoren de ese sueño como yo.
Si
importante es tener la historia, idear cómo narrarla de una manera atractiva,
vital es la fotografía, y ya después que tienes esos elementos de tu lado,
viene otro paso fundamental, la edición y el montaje, donde se une todo, y
llega la música y los efectos.
No eres hijo de esta provincia, pero ya es como si lo
fueras, ¿qué le recomendarías al panorama cultural tunero?
Aunque
soy natural de Guáimaro (Camagüey), por muchas razones siempre me he sentido
tunero y he estado enamorado de la manera de ser de la gente de aquí.
Por
la cultura en Las Tunas se puede hacer mucho más. A pesar de que tenemos
eventos importantes, todavía no se les da la connotación que merecen. En
ocasiones por factores externos, como el Sistema Informativo, donde apartan un
poco los materiales enviados desde acá, por ejemplo los de la Jornada Cucalambeana,
cuando debería ser todo lo contrario, porque en este caso hablamos de una de
las citas más defensoras de la cubanía.
Pero
no son solo cuestiones desde afuera, sino también desde dentro. Se aprecian con
frecuencia problemas organizativos, que tienen relación con el trabajo de las
personas y el apoyo institucional.
Y
como periodistas debemos aportar más. Aunque no resolvemos problemas, sí
podemos ponerlos en la realidad, denunciarlos de cierta manera; hacerles
comprender, reflexionar a los responsables de esos eventos, que la cultura,
como sostén de la nación, merece cualquier esfuerzo.
Si tuvieras que escoger una característica
imprescindible para el periodista, ¿cuál sería?
La
honradez, sin duda la honradez.
¿Enfrentan hoy los jóvenes de la prensa muchos
obstáculos?
Considero
que he tenido suerte, desde que llegué, bajo la tutela de Anibis Labarta he
gozado de bastante libertad para realizar los trabajos que quería y laborar con
mi equipo. A veces hasta me impresiono de lo que he logrado en tan poco tiempo.
Pero
todavía cuando llegas a un lugar, te ven muy joven y preguntan por qué no fue
un periodista de más experiencia.
Al
final, más relevante que cualquier premio, el más hermoso lauro que puede tener
un periodista es que cuando vas apretado en la guagua llena de gente, o
caminando muy temprano por la calle, un niño, un adolescente o un adulto te
diga: "Oiga periodista, cómo me gustó su trabajo", o "Yo estaba
esperando que trataran ese asunto así, que se acercaran a ese tema". He
vivido eso, he tenido tal suerte y es, sin dudas, el premio más importante.
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