Tienen solo un año y pocos meses de vida y
ya arrastran tanto público como si fueran consagrados del proscenio. A primera
vista hay algo a su favor: cantan música mexicana, que es como decir en el
Oriente cubano, “pan caliente"; pero una segunda mirada nos permite descubrir
más: son niños con gran fuerza interpretativa y gracia artística, que poco a
poco avanzan en su ejecución y desenvolvimiento escénico.
La compañía Los aztecas del Balcón nació a
finales del 2013 y su padre, Adalberto Garcés Viamonte, conductor hace cinco
años del popular espacio Ecos de México de la emisora provincial Radio Victoria, jamás pensó llegar tan
lejos.
“El proyecto es sin dudas, hija del
programa. Los niños empezaron a escribirnos y
comprendí que había que hacer algo por esos muchachos. Convocamos a un
concurso de interpretación y participaron 80 infantes, no solo de Las Tunas,
sino también de las provincias vecinas Camagüey y Granma. Llegaron a la final
15 pequeños, y con ellos hicimos la agrupación, en la que hay un granmense",
comenta Garcés Viamonte.
Con el empuje de los noveles cantantes y sus
progenitores, así como el apoyo de diferentes organismos, el elenco ha logrado
vivir disímiles experiencias, llevando sus temas hasta comunidades rurales,
pelotones cañeros, instituciones y disímiles localidades tuneras. La
popularidad ya dejó de ser una quimera.
“Tenemos un corto tiempo de existencia,
pero ha sido muy intenso, de mucho trabajo y preparación por parte de los integrantes,
pues ellos no tienen formación musical, solo talento. Avanzan gracias a las
lecciones de una instructora de la casa de cultura Tomasa Varona, en esta
ciudad".
La educación no se queda en el pentagrama.
“Siempre digo que esta compañía es una escuela, no solo para formar una
disciplina en los niños, sino también en los padres. Tenemos dentro del grupo un
psicólogo y contamos con dos médicos pediatras que ofrecen atención directa. Yo
imparto clases de dicción, articulación, y ética, y nos preocupamos por el
panorama familiar de cada uno, pues algunos sufren problemas muy difíciles".
Cada semana en la “Tomasa Varona” la agrupación
ensaya, su rigor artístico comienza a
cosechar frutos. Este año entraron tres miembros a la escuela vocacional de
arte El Cucalambé y recientemente presentaron su primera producción discográfica
independiente, México en mi corazón,
realizada con la ayuda de la organización solidaria Holanda ProCuba.
Y los sueños no quedan ahí. “A mediados del
2015 pensamos filmar un DVD con los niños cantando en escenarios rurales, en
labores de campo. Nuestro gran sueño es hacer una película que refleje la
realidad de estos pequeños, no solo para mostrar sus habilidades vocales y su
preparación, sino cómo viven, cómo son en el barrio y los conflictos del hogar.
Hacer una película que deje importantes mensajes a las nuevas generaciones, de
humildad y solidaridad".
Viamonte lo sabe, esta historia apenas
comienza, pues si se creía que la música mexicana era cosa antigua, ahora él y
los suyos han demostrado lo contrario.
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