jueves, 29 de enero de 2015

Yani quiere decir siempre la verdad

No fue la típica niña que le gustaba recitar, incluso, “nunca lo he hecho, de estudiante prefería participar en el coro y el grupo de danza”. Dice y su mente vuelve a los días de noveno grado, cuando supo de las pruebas de aptitud para la Escuela Nacional de Arte (ENA) y decidió arriesgarse, como si se embarcara en una novedosa aventura.
El primer intento resultó fallido, sin embargo, sus afanes la llevaron a encontrar  asesoramiento en la casa de cultura Tomasa Varona. El año siguiente la sorprendió en la Escuela de Iniciación Deportiva cursando la disciplina de tiro, seguía un legado familiar de mamá gimnasta, jugadora de voleibol, papá basketbolista y tíos también muy atléticos. Eso hacía, pero otro sentimiento le palpitaba dentro y se fue a probar suerte otra vez. Ahora sí, ¡ahora sí!
En casa todavía hoy se disputan de quién ella heredó la vena artística, y al parecer, según los alegatos individuales, “saqué un poquito de todos”, cuenta mientras la sonrisa se le vuelve inevitable y permite que la sigamos descubriendo.
La ENA fue una etapa muy importante, me dio mucha técnica. Me preparé en acrobacia, expresión corporal, dicción; tuve profesores de gran categoría, algunos, actores de grupos como Buen Día y Teatro de Dos, de cada uno absorbí lo mejor para poder enfrentarme al mundo profesional, que es duro, rigoroso y no se puede tener miedo”.

viernes, 23 de enero de 2015

Comunicación, bienvenida seas

A la profesora Hilda Saladrigas no se le puede nombrar desde la frialdad. Le bastan pocos minutos para que el auditorio quede perdidamente enamorado de ella, de su poder para inspirar a no conformarse con lo que ya se sabe. Su verbo está hecho para obnubilar, para que te creas capaz de aspirar a superiores títulos académicos, a cimas infinitas del conocimiento.
Eso no sucede porque la doctora constituya una de las voces más encumbradas en Cuba y América Latina en el campo de las Ciencias de la Comunicación, ni porque sea la presidenta nacional de esa carrera en el país, lidere el comité académico de la maestría en este campo e integre el del doctorado, o asesore a organizaciones internacionales. No, ser un evangelio vivo explica tanta imantación.
En 1988 se graduó de Filosofía Marxista Leninista en la Universidad de Oriente. Desde ese universo estudió la ética y su tratamiento por los medios, más tarde profundizó en la comunicación política y la opinión pública; y luego, vino la docencia y la investigación en la Universidad de La Habana, donde hizo su hogar.
Antes de concluir el 2014, Las Tunas la recibió para impartir una asignatura del diplomado que se desarrolla aquí en la ciencia de marras. Para muchos alumnos Saladrigas dejó de ser solo una obligada referencia bibliográfica para convertirse, ante sus ojos, en una mujer sensible, con vida más allá de los libros.
A La Rendija le pareció indispensable proponerle un diálogo sobre el valor de su especialidad en la Cuba contemporánea. La extraordinaria disposición de trabajo de la “profe” permitió que luego de una mañana de clases, toda la tarde e inicio de la noche reunida en la universidad Vladímir Ilich Lenin con profesores y estudiantes, sostuviéramos esta plática.

miércoles, 14 de enero de 2015

Para grabar en la memoria

En solo cuatro días la Orquesta de Cámara logró grabar
el complejo repertorio.
La escuela vocacional de arte El Cucalambé (EVA) no deja de asombrar a su tiempo, que por suerte, es el nuestro también. Aún se comenta el más reciente obsequio de sus alumnos: la grabación en diciembre pasado de dos producciones discográficas en los estudios Abdala, destinados a enriquecer el fondo metodológico de la Enseñanza Artística cubana.
Varios centros escolares han tenido esta oportunidad, pero pocos han podido incluir a dos agrupaciones, lo que habla muy bien del talento que crece aquí. El grupo de música popular La Nueva Combinación y la Orquesta de Cámara Juvenil, fundados en el 2012, tienen una aventura hermosa por contar.
Quién le hubiera dicho a René (Labrada Padrón, primer año de nivel medio,  trompeta) que aquel improvisado elenco campesino, nacido para una actividad de homenaje a los profesores, crecería tanto y hoy en la EVA pondría a bailar a todos. Quién le iba a decir, que tan joven su nombre se leería entre los hacedores de un fonograma.
“Fue una experiencia linda, los estudios Abdala son increíbles y nos sentimos orgullosos de que otros alumnos aprendan con nuestro disco”, comenta, y una anécdota se le desborda por los ojos antes, mucho antes, que por su boca.

lunes, 5 de enero de 2015

Para Zoilita

Dice el administrador del Periódico que en mi condición de tutora debo escribir cada tres meses una evaluación de ella, hasta que complete los dos años de Servicio Social. Las líneas que siguen se alejan de los párrafos famélicos y borrachos de formalidad que él seguramente espera como respuesta a su solicitud. Me gustará ver la expresión de su cara cuando me diga: “Zucel, esto no fue lo que yo le pedí”.


Zoilita (a la derecha ) Yarisbet y yo en el centro,
en un día de cobertura
Septiembre la trajo. Nunca había llegado con el noveno mes. Solo enero y junio tenían ese privilegio. Ahora es diferente, no iba a estar por 15 o 30 días, vino para quedarse, y me costó un poco acostumbrarme a la idea, pues su presencia resultaba la prueba irrefutable del paso del tiempo.
Caigo en la trampa del recuento. Parece que fue ayer cuando llegó aquí por primera vez, y ante mi inquietud por sus aspiraciones contestó: “Usted debe saberlo, nosotras vinimos a trabajar”. Y yo escuché su USTED, y me dije: Zucel, ahora vas a pagar todo el "mal" que has hecho, diciendo USTED a diestra y siniestra, "ofendiendo" a tantos que me pidieron desterrar el término por creerlo anticuado o por "hacerlos” viejos, cuando en casa me enseñaron que era buena educación.
Así conocí a Zoila Pérez Navarro. Ella, junto a Yarisbet Jomarrón, fueron mis primeras alumnas. Apenas habían transcurrido unas horas de enero del 2010 y me inauguraba como tutora de las prácticas estudiantiles. Siempre había estado del otro lado, con los nervios y la curiosidad desbordados, deseando aprender, confirmar la vocación, ver mi nombre publicado. Pero ahora miraba desde la acera del frente,  desde el lado en que no siempre encontré comprensión, pero bastaron unos pocos buenos ejemplos para optar ser como ellos.
Intenté guiarlas en todo, no solo en lo concerniente a la redacción periodística y el complejo titular. Reflexionamos mucho sobre el trabajo con las fuentes, la censura, la autocensura, la responsabilidad de dar una información; les hablé de la necesidad de leer, ver buenas películas; quise saber de sus ambiciones, intereses, y yo les confesé los míos. Les dije que un buen periodista necesita tener criterio.