jueves, 30 de julio de 2015

Una guerrera llamada Josefina




La vemos pasar y uno lo sabe, ella no es de las que se rinden. Que lo diga si no Onilé, compañía folclórica tunera, con 20 años cumplidos este 2015. Cada día, semana, mes, esa cofradía ha sido su batalla, un fuego cruzado de alegrías y sinsabores.
Desde pequeña le gustaba cantar, y aún adolescente se fue a la escuela del Caney de las Mercedes (Granma) para ser instructora de arte. Entró en las especialidades de música y danza, y una vez allí las profesoras de esta última manifestación casi le rogaban porque se quedara sola con ellas: “Mija ven para acá”, insistían, alegando su estilo y tamaño.
“Y menos mal que fui, como cantante no hubiera tenido mucho futuro”, dice la entrevistada de La Rendija y sonríe con picardía.
En 1977 la casa de cultura Tomasa Varona la recibió. Pudo quedarse en tierra granmense, pero quiso volver, tenía la ilusión de fundar algo bueno aquí, en su  hogar. Con esa brisa de aire fresco inició un camino que no cerró hasta 14 años después. A todos los niveles le acompañaron resultados elogiosos, y sentó cátedra en su labor. Fue vanguardia nacional durante una década, pero  ella, Josefina Taylor, buscaba algo más. Una guerrera nunca se detiene. Ya usted lo verá, lector.
¿Cómo nació Onilé?
Cada instructor debía tener un grupo representativo. La directora de entonces de la “Tomasa Varona” me pidió montar una danza española con niñas preciosas y rubias. Esa fue su orientación.
Me puse a indagar en mi barrio, en el reparto México, allí habían santeras y otras personas que preservaban la herencia yoruba. Acerqué varios de esos focos a la casa de cultura, montamos las coreografías y ensayábamos en cualquier lado.
El día de la presentación, invité a todos los directivos de Cultura. No había danza española, ni niñas rubias. Todo era muy cubano y muy negro. Por supuesto, causó disgusto en algunos, porque la discriminación racial existía y existe aún, pero yo no me detuve a pesar de los tragos amargos.

martes, 21 de julio de 2015

Escapar al delirio de Niurbis




Hace muy poco salió su tercer libro, todavía lo abre y huele a tinta fresca, a camino virgen. El poeta Carlos Zamora, al comentar ese texto, nombrado Estaciones o escapar al delirio, llamó a la autora una voz cálida y entre las décimas y los sonetos del título, elogió la altura de las primeras.
"Aquí no encontrarán los ardides del rebuscamiento ni del esoterismo -subrayó-, es una poesía diáfana, natural, como la espontaneidad del beso o la caricia matutina, con el dolor a veces de la nostalgia por lo perdido, el escepticismo o el optimismo que se impone a la adversidad. Más que palabras, hay desgajamiento".
Es posible que Niurbis Soler se entere ahora mismo de tales opiniones, las leerá y sentirá suyas, porque le interese sobremanera esa entrega de sí. Chaparra (municipio Jesús Menéndez) la ha visto por décadas hacer de la literatura su espacio más sanador, y a la misma vez, más desafiante. La Rendija quiso saber, quiso descifrar a Niurbis.

martes, 14 de julio de 2015

Yunior y su viaje a un país llamado décima



Cuando fue a recibir el premio dijo no sentirse a la altura de los anteriores vencedores, pero que estaba complacido de caminar por donde ellos habían andado. Mientras hablaba, su voz, cuerpo y mirada delataron la emoción que paseaba gustosa dentro de él.
La mayoría de los presentes celebraron el triunfo, y afirmaban: "Es un muchacho bueno, se lo merece. Su talento necesita reconocimiento". Y es que no pocos conocen de la laboriosidad y sencillez de Junior Fernández Guerra, posicionándolo con más honores entre lo mejor de los noveles autores tuneros.
Con el cuaderno Extraños ritos del alma. Antología de voces en la niebla ganó el Concurso Cucalambé en Décima Escrita 2015, entregado durante la 48 Jornada Cucalambeana, fiesta defensora de las tradiciones campesinas.
Este joven de 31 años sobresalió en la decena de propuestas analizadas, al decir del jurado, por el nivel de diálogo con poéticas ya referenciales en la espinela de la Isla; la concepción del libro como un todo, desde las motivaciones hasta la atmósfera que se recrea, y una reescritura que asentada en la posmodernidad enaltece el concepto y cuestiona los límites formales.
La temática del suicidio late como hilo conductor de las páginas. "Conversando con un amigo me di cuenta de que la mayoría de los escritores que había leído, todos se habían suicidado. Pensé qué puede impulsar a una persona a quitarse la vida", comenta Fernández Guerra.

lunes, 6 de julio de 2015

48 Jornada Cucalambeana, a media luz



Sentada en el balcón, con la mirada y el cuerpo reposados, deja que las imágenes vaguen a todo color en su mente. La 48 Jornada Cucalambeana se despidió hace pocas horas, el primero de julio, pero no puede evitar esa suerte de largometraje que ahora mismo su memoria proyecta. 
Ve a las artes plásticas alzarse como abanderadas. Percibe mayor calidad desde lo tradicional y artístico en la muestra, como el Salón de Paisaje, Artesanía y Décima Ilustrada, en el que triunfaron, respectivamente, los tuneros Ángel Luis Velázquez, Ismari Milanés González, y el dúo conformado por Antonio Luque y Martha Cruz Hernández.
Lo diverso le perteneció esta vez a la manifestación, y para alegría de todos, lo perpetuo también, gracias al mural de Jesús Vega Faura (Las Tunas), inspirado en las historias de su ciudad, y el de Rogelio Fundora (Mayabeque), de manos de la Flor deBirama.
Se unió con ribetes mayúsculos, a pesar de no pocos contratiempos e insensibilidades, la ambientación del restaurante El Colonial, realizada por el consagrado artista Nelson Domínguez, quien tuvo la colaboración del escultor habanero Sergio Fernández.
La Jornada continúa su recuento y escucha las gracias de México y Ciego de Ávila por la dedicatoria (Vea más sobre lapresencia avileña). El país de Benito Juárez llegó con una delegación bastante completa, que dejó experiencias de los afanes por preservar su patrimonio musical; mientras, la provincia invitada abrió las puertas para futuras claves de trabajo conjunto, como lo demostró la exposición de artesanos de casa y avileños. El poeta Raúl Ferrer, en el año de su centenario, también tuvo la reverencia en un acercamiento teórico enjundioso.