Para
una ciudad que solloza a cara descubierta por no contar con un activo y diverso
movimiento teatral, recibir en sus predios a la compañía de Dinamarca, Odin
Teatret, referente de las tablas contemporáneas, parecía pura ilusión.
Pero
hay sueños, como la más enamorada comedia romántica de Hollywood, que se
cumplen. Y si mucho le sirvió eso que perfectamente podemos llamar bendición,
fue para ilustrar a niveles extraordinarios cuánto rigor se necesita en el
montaje de una puesta, cuántas infinitas posibilidades de creación están ahí,
ante los ojos sensibles.
En
un estimulante viaje al interior de algunas de las marcas expresivas del grupo
con relación a la música, se erigió la presentación. La teatralidad de los instrumentos, los
matices de la voz, los gestos y otros movimientos corporales fueron subtemas
desplegados magistralmente por Jan Ferslev, integrante de la agrupación danesa
hace casi tres décadas y que representó para el
público tunero el espectáculo demostración Quasi
Orfeo, el actor músico.
“No
trabajamos con emociones, sino con una técnica corporal que crea emociones. Hablamos
de una partitura física y otra vocal”, apuntó, y eso lo vimos cuando sus manos
y pies danzaron sin danzar y a veces cantó sin cantar, al explorar
posibilidades discursivas en su desplazamiento escénico y en los sonidos armónicos
que salían de la boca.
Cuidar
y pensar los detalles en pos del fin de la obra y sorprender al espectador;
encontrar música en los objetos más comunes como una pala y una hoz, igual en
el silencio y los pasos, resultaron puntos destacados.
Ferslev
hizo gala de experiencia y tocó variados instrumentos. El aplauso en medio de
la función vino cuando una singular máscara gobernó su rostro y mostró otros
universos de sorpresa. La explicación el artista la realizó en español, aunque
en distintos momentos usó otros idiomas como portugués, danés e inglés.
Precisamente,
en esa esencia políglota late uno de los caminos egregios de Odin, integrado
por histriones de disímiles partes del mundo y que ha revolucionado la
manifestación desde un pueblito pequeño de su país. Beber de cada lugar donde va
y practicar una especie de trueque: “Yo te canto y tú me cantas”, le ha
permitido abrazar influencias de las culturas, corrientes y ritmos muy
diferentes, raíz del concepto de teatro antropológico que su director, Eugenio Barba,
impulsa.
Aquí
recibió a cambio la estética del clown de Teatro Tuyo, anfitrión de la cita, con
constantes como el lenguaje extraverbal, la escenografía minimalista y un
peculiar sentido del uso de los objetos.
El
martes primero de noviembre, día de tanta entrega, empezó con la exhibición del
documental que recrea la fiesta realizada por el elenco en el 2014, cuando
cumplieron medio siglo de vida; y culminó con el intercambio entre el actor y
el auditorio.
Las Tunas
inició junto a Matanzas la tercera gira en el país de Odin Teatret, que se extenderá hasta el 25 de noviembre. Su nombre nos traslada a un dios de la
mitología escandinava, hábil en la metamorfosis y en ser luz a través de la
oscuridad. De esa gracia divina, para suerte nuestra, ya sabemos. Que tal
regalo se traduzca en hechos concretos dependerá ahora de los artistas.
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