lunes, 1 de junio de 2015

Claustrofobias, para salir al mundo



Pocas horas faltan para que Las Tunas reciba a 10 proyectos de todo el Oriente cubano que competirán en los XVI talleres de intercambio de experiencias La Cultura y los Proyectos de Desarrollo Local y Comunitario, para elegir las mejores prácticas, capaces de satisfacer necesidades espirituales y fortalecer valores sociales.

La cita, convocada por la Oficina Regional del Centro de Intercambio yReferencia-Iniciativa Comunitaria (Cieric), la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) y el Consejo Nacional de Casas de Cultura (CNCC), sesionará del 4 al 6 de junio y constituirá un momento de capacitación y diálogo entre los diferentes actores.

La provincia de Santiago de Cuba contará con el mayor número de representantes. El proyecto de promoción literaria Claustrofobiasresalta por su singularidad en esa nómina. Cuatro jóvenes impulsan esta idea que anda tras una de las más notables carencias del panorama de las letras en la Isla. No han importado las piedras en el camino, preocuparse por el otro les es más importante que las incomprensiones.

En cualquier punto del país si hay un evento de escritores podemos encontrarlo, nunca de vacaciones, siempre buscando con ejemplar responsabilidad nuevos temas para promocionar y seguir. Alguna vez habrá que agradecerles el altruismo, pues con recursos propios han llegado muy lejos. Ahora hasta planean abrir una librería en la casa de uno de ellos, y ese nuevo servicio se integrará a su página web (que permanece en dominio .com, a pesar de su interés de que sea .cu) y la editorial digital que ya impulsan.

Conversamos con el poeta y narrador Yunier Riquenes, vicepresidente de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en la tierra santiaguera y uno de los líderes de Claustrofobias, iniciativa que existe para lanzar al mundo el nombre de muchos literatos, pero también para buscar nuevos lectores.


¿Cómo llega Claustrofobias?

Surgió en el año 2012, la idea es de Naskicet Domínguez, informático, programador, él trabaja conmigo. Siempre quise tener un blog, y surgió así, como un juego, un regalo de cumpleaños. El mismo Naskicet me dijo que no debía ser egoísta y que lo correcto era compartir ese espacio en internet con otros escritores.

Desde el inicio nace como sitio web, y poco a poco sus objetivos comenzaron a crecer. Empezó como el espacio para publicar mis escritos, pero luego sumamos más autores, quienes a veces desconocen las posibilidades y el alcance de un medio digital.

¿Cuánto bueno, novedoso e importante has descubierto en este camino?

Claustrofobias es un proyecto de promoción literaria que sigue sin entenderse en Cuba. Tratamos de aprovechar todos los soportes de la comunicación, de integrar la mayor cantidad posible, y que el contenido circule con una estrategia.

Nos interesa dar visibilidad y seguimiento a la información literaria en los diferentes soportes, ya sea un comentario radial, el espacio televisivo o la prensa plana, para que las personas sepan la diversidad de los contenidos que se publican en Cuba.

Aun cuando se nos ha dado la oportunidad de mostrarnos y trabajar en diferentes espacios como la Feria Internacional del Libro, no se comprende lo que hacemos. Pero bueno, somos un colectivo de soñadores, y seguiremos adelante.

Claustrofobias no es solo la página web, que actualmente incluye texto y galería de fotos. Nos gusta entrar en vivo en la radio, por su gran audiencia, y en las redes sociales como Facebook, Twitter e Instagram hacemos todo cuanto podemos, hasta donde se puede, para compartir la información y demostrar cuán importante es su alcance en el universo literario, como mismo otras manifestaciones lo han evidenciado.

¿Qué otras iniciativas desarrollan?

Tenemos un canal de YouTube, en el que colgamos spot publicitarios y otros mensajes.

A algunos autores empezamos a darles seguimiento desde antes de salir su obra. Así lo hicimos por ejemplo con Olga Portuondo, a quien le dedicaron la 24 Feria Internacional del Libro. Le hicimos un texto digital y un video perfil, este último con el Instituto del Libro. Ambos materiales los perfilamos en diferentes períodos, hablamos de una figura reconocida, pero nos gustaría hacerle un recorrido semejante a escritores jóvenes.

El lector se construye, y Claustrofobias todavía está en un proceso de posicionamiento y de consolidar y sistematizar nuestra estrategia para lograr lo que los especialistas anuncian como lo correcto, la promoción antes, durante y después del hecho en cuestión. No estamos inventando nada, lo que queremos es usar los soportes más tradicionales, junto a las novedades de la actualidad.

Ya tenemos nuestra editorial digital y de materiales audiovisuales, como pueden ser los videos perfiles, también soñamos con tráiler de libros, pequeños documentales, biografías, todo lo que nos pueda ayudar a desarrollar una promoción amena.

En cuanto a la selección del catálogo, contamos con una red de colaboradores de una punta a la otra del país, críticos, periodistas, investigadores con los que mantenemos diálogo constante. No solo se publica lo que queremos quienes dirigimos el proyecto.

Hay poetas, narradores, ensayistas... que son invisibles en el panorama cultural cubano, personas que nunca se promueven, porque la promoción en el país se encuentra en tal estado que solo existe una variante para dar a conocer a ciertas figuras, cuando ese universo tiene otras riquezas, otros nombres, y algunos no tan jóvenes.

No hacemos distinción con la edad, lo que nos interesa es la calidad. Para escoger un autor, vamos a las librerías, siempre estamos encuestando, preguntando a las libreras y libreros, a los mismos escritores qué textos les parece interesante reseñar. Hacemos estudio de campo, y asumimos artistas residentes dentro y fuera de Cuba.

Nos interesa la diversidad y el respeto a la obra. Tenemos más de 300 autores contemporáneos y clásicos tratados con frecuencia, y si habláramos de las publicaciones esporádicas, llegaríamos a 500. No entendemos lo contemporáneo en el orden tradicional, para nosotros también puede serlo la reedición de Cecilia Valdés, y que ahora mismo sea buscado por algunos lectores.

Esta urgencia de ustedes por promover, delata el estado lamentable del tema en Cuba

La promoción del libro en nuestro país es una asignatura suspensa, como le escuché decir hace poco a Leonardo Padura en un documental. A Claustrofobias no le interesa cuestionar el trabajo de nadie, queremos hacer nuestra estética, nuestra variante.

Nos preocupa, por ejemplo, en las ferias, la distancia entre el escritor y el público, y eso consiste en cómo articulamos que a las personas les pueda interesar un libro. Sí hay títulos buenos, lo que debemos es establecer un sistema de comunicación desde los diferentes medios.

¿Cuánto apoyo institucional les ha acompañado?

Claustrofobias es un proyecto de autor, de Naskicet y mío, trabajan con nosotros otros dos amigos Zaylen Clavería Centurión y Amels Rodríguez González. Tiene el respaldo legal de la AHS, y de esta recibimos algo de apoyo económico, pero resulta insuficiente porque un proyecto de comunicación emplea muchos recursos para la publicidad, la imagen, la impresión y la realización audiovisual, por solo citar algunos gastos.

Esta iniciativa no existe para el enriquecimiento de quienes lo impulsamos. Trabajamos con dos eslogan: Desde Cuba cabe el mundo, y Todo comienza en las páginas de un libro. Es un proyecto que sobre todo defiende el derecho que tienen los cubanos de estar en internet, de acceder a la red de redes y publicar un contenido que pueda ser visto con inmediatez en cualquier parte del mundo.

Estamos recibiendo apoyo de algunas editoriales, y firmando con ellas convenios de trabajo. Por ejemplo en la Feria trabajamos con Oriente, y el Instituto del Libro nos dio un stand con la posibilidad de actualizar la página y las redes sociales constantemente. Al final reconocieron nuestra labor.

¿Le ves perspectivas reales al proyecto?

Sí. En estos momentos estamos abriendo una librería de nuevo tipo en Cuba, la montaremos en mi casa. Tendrá libros digitales, impresos, materiales audiovisuales, y como cliente, si necesitas completar información, te llevas un disco con archivos que amplían la búsqueda. Es un espacio que en algún momento debe tener una red wifi para compartir contenidos gratuitamente. Y muy pronto desde Las Tunas vas a poder saber los libros en venta, y ya eso solo servirá de promoción.

Confiamos en el proyecto y tenemos motivos, te pongo un ejemplo, el libro digital de Olga Portuondo En el hondón de la tierra cubana, que está en la página web, en menos de una semana tuvo más de 500 descargas, de varias partes del mundo.

¿De dónde sale ese interés de hacer tanto en favor del otro?

Es una pregunta difícil de responder, tiene que ver con el carácter nuestro. Naskicet nació en Santiago, en un monte más allá del Cristo, y yo nací y viví en otro, en el Granizo en Juguaní (Granma). Somos personas que nos interesa el otro. Los demás también tienen derecho a soñar, a saber que valen; nosotros sabemos lo que queremos, y cuando uno sabe eso, está feliz con lo que hace y la autoestima anda bien. Queremos trabajar por los otros, hacer por los otros para que se den cuenta de su valor y de lo que hacen. Claustrofobias es un proyecto que desea respetar el trabajo del otro.

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