Tiempos
complejos le han tocado a Roberto Smith de Castro, al frente del InstitutoCubano de Arte e Industria Cinematográficos (Icaic), quien fue promovido al
cargo en el 2013. La institución impulsa un ejercicio de reflexión colectiva,
del que busca salir airosa, más moderna, eficiente y con sus ojos y oídos
realmente puestos en las dinámicas que marcan la actualidad en su universo.
Pero no es un proceso fácil, verlo de otra manera implicaría una lectura
simplificada.
No
obstante, si hay que caminar sobre piedras habrá que hacerlo porque al sistema
audiovisual en el país le urgen esos estremecimientos, para liberar sus
potencialidades creativas, productivas y artísticas. Smith de Castro lo sabe, y
quizás, la formación como psicólogo le da mayores luces para el entendimiento,
aunque sin dudas sus décadas en los pasillos del Icaic le permiten comprenderlo
mejor.
Son
muchas las demandas de los cineastas, y aunque se avanza lento, el Presidente
asegura que se hace de manera firme, con el apoyo total de la Dirección del país. No
es un tema sobre el que da declaraciones a menudo, el carácter oficial que
marca hoy esta discusión y las propuestas al Gobierno cubano que están por
aprobarse, le imponen ser cuidadoso.
Por
eso, los periodistas tuneros le agradecimos sobremanera la deferencia de
responder nuestras preguntas, durante su visita al 22 Festival de ApreciaciónCinematográfica Cinemazul.
¿Cuánto se ha podido avanzar en la
dinamización del Icaic?
Es
un objetivo de trabajo del Icaic y el Ministerio de Cultura, respaldado por la Dirección del país,
encontrar fórmulas que permitan mayor desarrollo del cine cubano.
Ese
estado requiere cambios importantes que hoy se están evaluando como parte de la
renovación del modelo económico de la Isla. No podemos verlos separados de ese proceso,
y es muy importante asumirlo así, entre otras razones, porque hay un grupo
numeroso de cineastas que desde antes del Congreso del Partido y de dos de la Uneac, han planteado muchos
de estos mismos elementos que estamos analizando.
Esas
variantes se encuentran en proceso, hay una comisión que reúne a buena parte de
esos mismos realizadores y junto a la institución hemos examinado los puntos
por reconsiderar, sobre los cuales hay que pensar en propuestas. La mayor parte
de estas ya están listas para ser evaluadas por la Comisión de
Implementación de los Lineamientos, de modo que podamos aproximarnos a la
aprobación de nuevas políticas para el cine.
Todo
esto debemos verlo con la complejidad que tiene, resulta necesario que no se
simplifique y parezca que lo correcto es que el Icaic actúe de manera
independiente. No puede hacerlo, porque muchos de los cambios requieren el
acompañamiento de nuevas normativas jurídicas y el empleo de iniciativas de otros
sectores de la economía de las cuales la cultura puede apropiarse.
Las
propuestas van en dos direcciones fundamentales; una, el perfeccionamiento de
la propia institución, debe ganar en eficiencia (y no digo que sea ineficiente)
y ser más pequeña, como ocurre con todo el sector estatal. Tiene que encontrar,
a partir de sus muchas potencialidades, suficientes fortalezas para generar sus
propios ingresos, sus propias fuentes de financiamiento, incluso cuando sabemos
que siempre va a estar respaldada por el Estado revolucionario.
La
otra dirección va al reconocimiento legal de la producción que hoy ocurre fuera
de las instituciones. El deseo es que se integre a la industria audiovisual
nacional. Las personas que la ejercen carecen del apoyo necesario para trabajar
de forma integrada a estos centros, no tienen reconocimiento jurídico para
hacerlo.
Son
dos senderos importantes, ambos, requieren de normativas jurídicas, y
determinados procedimientos administrativos que para poder actuar deben estar
aprobados como políticas. Es una manera lenta de trabajar, pero sólida, firme.
¿Qué tan lejos estamos de la Ley de Cine?
Todos
tenemos opinión de por qué es importante, y los cineastas poseen más elementos
para defenderla, pero tampoco hay nada escrito. Esa normativa jurídica de rango
superior, estoy convencido de que podrá ser o no, porque constituye una
política que el país debe aprobar, el final de este proceso de cambios.
Y
al mismo tiempo dicho proceso va a demandar regulaciones de un rango menor que
pueden ir abriendo camino. Hoy el artista audiovisual independiente no está
reconocido, tiene alta desventaja con respecto a los plásticos, los
escritores..., y si esperamos a una ley para tener ese reconocimiento, sabiendo
que se trata de procedimientos largos, se nos iría un tiempo precioso. Lo más
razonable y sensato es recuperar la propuesta con un decreto ley, como lo hemos
hecho, para adelantar.
El
país está cambiando, y el sistema de relaciones entre lo estatal y no estatal
está formándose, la propia estructura empresarial de la cultura anda en
transformaciones. Hay que ajustarse a esa realidad.
Existen
quienes tienen otra manera de verlo, y lo respeto mucho, pero defiendo que la
ley sea al final, y consagre en ella las normativas jurídicas que acompañen a estas
variaciones, como el reconocimiento legal del creador y de las productoras
independientes.
¿Impulsa el Icaic acciones para elevar
la cultura cinematográfica?
Desde
hace dos años trabajamos con el Ministerio de Educación Superior para promover
en las universidades los cineclubes. El valor que tiene el Festival Cinemazul
de Las Tunas y esos esfuerzos es que rompen un modelo de consumo audiovisual
pasivo, que se ha insertado como parte de la vida de las personas. Hoy
cualquier muchacho en una memoria tiene siete películas y el modelo no es
pensar, sino consumir, bajo el patrón de ver lo último.
Existe,
liderado por el Icaic, el Programa de Fomento de la Cultura Audiovisual,
que nos conecta con el ICRT, el Ministerio de Educación, la Uneac, la AHS... Acoge una
serie de acciones concretas que van desde la idea de impartir educación
audiovisual en edad preescolar hasta el trabajo que aspiraría a incorporarla al
sistema general de enseñanza a nivel superior.
Con
la televisión hemos avanzado. Exhibe una diversidad mayor, cintas de mejor
calidad y se han incrementado los espacios en los que las películas van
acompañadas del comentario.
Dentro
y fuera del Icaic no hay inmovilismo al respecto, pero todavía resulta
insuficiente porque mientras hacemos esto, en la realidad hay mucha gente ajena
a tales intenciones, moviéndose en otros circuitos.
¿Podemos soñar con que Cuba tenga su
Festival Nacional de Cine?
Es
una aspiración a la cual, pienso, nos acercamos. Hay en Cuba festivales que
acogen obras nacionales y los internacionales también las reciben. La
producción de la Isla
tiene múltiples espacios, no obstante, es una aspiración que esa cita forme
parte de este proceso de cambio, que exista un punto donde esté reunida toda la
producción del año.
Supimos de la posible instalación en Las
Tunas de una sala 3D
Estamos
aspirando a que en el país haya un grupo de salas 3D. Hay quien dice que los
antecedentes de esta variante datan de los inicios del siglo XX, pero es en los
años 2009 y 2010 con la incursión en el cine digital cuando aparece una fórmula
3D, que aunque más cara que el 2D, permite hacer filmes. Eso tuvo un furor
tremendo, sobre todo en el cine norteamericano. Hoy en el mundo es una opción
más, y no creamos que el rumbo del Séptimo Arte va por ahí.
Como
en cualquier lugar, aquí tiene que haber alguna sala de ese tipo. Es una
tecnología más cara y lleva otros requisitos técnicos. Pudiera estar por
ejemplo, en el cine-teatro Luanda, que es una institución mediana, para mí,
ideal para este tipo de proyección, pero es posible que no se vea en todo el
lunetario.
El
3D, muy dado a los espectáculos y los animados, son dos imágenes que a través
de los lentes se integran en una en el cerebro, debe haber equilibrio entre lo
que entra por un ojo y por el otro. Exige cumplir varios requerimientos como
que el piso esté escalonado. Una mala proyección puede provocar esfuerzo visual
y dolores de cabeza.
Hay
equipos de esta tecnología para espacios bien pequeños, por eso es que la
salita de la Casa
Insólita también pudiera ser. Se evalúan esas propuestas.
Pero recordemos que una película hecha para no adormecerte, con 2D es
suficiente.
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