En
China, Corea del Sur, Corea del Norte y toda Europa, incluso Australia, estaban ya en el 2014, y mi familia, unida como
hemos decidido estar en las buenas y malas, aún estaba sentada a la mesa. Yo sin
quererme llenar (por eso ni miré al congrí), solo desplazando mi vuelo rasante
sobre la carne de cerdo asado, la yuca con mojo y la ensalada.
Qué
rica estaba la comida (y escribo esta oración a riesgo de parecer composición
de primaria). Pero confieso, el morral de Meñique me hubiera venido bien.
Media
humanidad ya estaba en el otro año y nosotros con la suerte de ver su celebración y quizás, eso nos servía para
pensar, porque aún teníamos tiempo, cómo asumir el inminente calendario y desear
lo mejor para los nuestros, Cuba y el universo.
Porque
la gente anda más sensible en tiempos de fin de año, las diferencias entran en
tregua; los saludos, las felicitaciones son asunto cotidiano, los teléfonos
colapsan, al chat le da taquicardia, no paramos de hacer visitas y todos
queremos que todos sepan cuánto bueno les deseamos.
Este
31 de diciembre tuvo cosas de todos los 31 de diciembre. Afuera en la calle,
por los muchos puercos en las púas, parecía como si los mambises hubieran vuelto a quemar mi ciudad, y el eco traía de gratis a tu oído el bullicio
multirítmico que sin reservas hacía suya a la última luna del 2013.
A
las doce de la noche en mi barrio no hubo alarde pirotécnico como en el ViejoContinente, pero sí todo un despliegue de tácticas y estrategias que tenían un
único fin: dejar lo malo atrás.
Hubo
quien tiró cubos y cubos de agua (y hoy 2 de enero se está quejando de la
sequía); otros cumplieron con su tradición de quemar un muñeco de trapo (el año
viejo) en medio de la calle, mientras bailaban
alrededor del fuego pidiendo el cumplimiento de sus sueños.
Justo
a media noche besé a mi familia, y en cada beso amenacé al nuevo año, le dije
que si no nos traía días buenos, lo asaltaría a mano armada para quitarle
cuanta reserva tuviera lista. Pensé en mucha gente querida, y hasta tuve mi
propio anhelo especial para el 2014. Si se me da lo cuento.
Especialmente
deseé que mi vecina Esperanza por fin corte su pelo en los próximos doce meses.
Eso significará que terminó de pagar la promesa, porque por fin ha vuelto a ver
a su hija y sus nietos, luego de una larga ausencia. Mi vecina está aquí porque
aquí quiere vivir; ellos, en Francia porque allá quieren estar.
Aún
la historia de mi Isla es esa, se sigue escribiendo entre los que se fueron y
los que se quedaron. Por suerte estamos entendiendo que somos una sola Cuba,
cada parte nos define y complementa.
Europa
lo vivió primero, nosotros luego. Ahora todos andamos en la misma aventura,
intentando hacer del 2014 el año de nuestras vidas.
Vaya al parecer tu fin de año fue bastante movido y sobre todo en familia, he leido ya dos de tus articulos y me gustaron mucho, creo que me leeré los demas :). Me gusta mucho lo que escribes espero que no lo dejes de hacer nunca. Se que quizás sea un poco tarde pero bueno FELIZ 2014.
ResponderEliminarGracias Yainer por tu comentario, es muy alentador tener lectores y a mí me estaban faltando, por lo menos quienes se tomaran un tiempo para escribir un mensaje. Espero el 2014 sea muy bondadoso contigo.
ResponderEliminarGracias, y bueno aunque seguro estaria redundando pues ya te lo habia dicho antes, lo propio para ti.
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