viernes, 27 de mayo de 2016

La sinfonía de Eslinda y Manuel



No estuvimos cuando se enamoraron en su natal Villa Clara. Pero debe ser la misma mirada de los días de conquista, sí, la que hoy él le dedica a ella, y viceversa. Se nos antoja incluso imaginar más hermosa la de ahora.
El 23 Festival Cinemazul se congratula en recibirlos y sabe que tiene ante sí a una dama símbolo del fotograma cubano, al intervenir en las que se considera nuestros tres primeros clásicos: Lucía (Humberto Solás), Memorias del subdesarrollo (Tomás Gutiérrez Alea) y La primera carga al machete (Manuel Octavio Gómez). No esperó tal gloria, la vida, siempre caprichosa, la sorprendió. El Premio Nacional de Cine 2011 fue otra alegría.
La cita le da también la mano a él, testigo y protagonista de la historia del Séptimo Arte en este archipiélago, desde apenas un año después de la fundación del Icaic. Que su película Zafiros, locura azul se encuentre entre los mayores éxitos de taquilla es solo una perla. Hoy pudiera sentarse a reposar,  pero un hombre de las 24 imágenes por segundo no descansa. No puede. Igual lo hace ella que declara sin remilgos que su verbo preferido es y seguirá siendo aprender.
La actriz Eslinda Núñez y el director Manuel Herrera llegaron a Las Tunas y La Rendija ahora sí estuvo allí, para escuchar sus cuitas.

A ustedes les ha gustado acompañarse de jóvenes en sus proyectos…
Manuel: Trabajar con gente joven te despierta inquietud, la misma que todos perdemos un poco en el camino. Cuando hice Girón a los 25 años, estaba lleno de esos sentimientos, y desbordan a la película Con el paso del tiempo nos volvemos más cautelosos, de ahí que necesitemos cerca a los jóvenes para que impregnen su savia y manera de analizar el momento en que se vive. Ahora estoy haciendo un documental sobre Julio García Espinosa y mi equipo es muy novel, porque me interesa apreciar la visión que le pueden dar quienes no estuvieron a su lado.
Eslinda: Para mí siempre ha sido algo muy rico. Ellos vienen con todo ese deseo de hacer, con audacia y la curiosidad lógica de la edad, y eso te aporta. También puedo enseñarles cosas y nos enriquecemos mutuamente. Y claro, a su lado me siento más joven.
Una máxima de trabajo imposible de violar
Eslinda: Hacer una entrega total. Siempre he sido muy rigurosa, seria y exigente a la hora de escoger los guiones e interpretarlos. Trato de dar el máximo. Es sencillamente esa entrega de cada día, sin esperar beneficios o que la obra se convierta en una excelsa. La vida me ha premiado con que algunas de mis películas, teatros y telenovelas fueran afortunados en el cariño del público, la atención de la crítica y de mis colegas.
Manuel: La exigencia. Exijo más allá del máximo, a todos, incluido a Eslinda. Yo digo que no hay malas actuaciones, sino mala dirección de actores, y trato que exista un nivel de actuación parejo, armonizado, porque el filme debe ser como una sinfonía.
Pensemos en las urgencias del cine cubano
Manuel: Considero que cine cubano es todo lo que se produce hoy, no solo lo que hace el Icaic, no es como en décadas anteriores que estaba regida por la industria, actualmente se realiza en todas partes. Por eso la concepción tiene que cambiar, transformarse en cuanto al Icaic. Debe dejar de ser una productora monopolizadora, para convertirse en una productora y distribuidora que aliente el desarrollo del Séptimo Arte en la nación. Que sin dejar de filmar cintas con interés político e ideológico, acoja, absorba, toda la producción que se está haciendo. Hay que estimular y ayudar esas creaciones independientes.
Se está pidiendo una Ley de Cine, y yo no sé si una ley resuelva el problema, desconfío de los documentos burocráticos. El Icaic se fundó con un decreto ley que para su época fue muy avanzado, trazó toda la estructuración de la producción cinematográfica teniendo en cuenta el arte y la industria.
Cuando uno lo lee percibe que ahí hay una ley de cine, no debemos buscar mucho más. Claro, no está lo de las fuentes de financiamiento. Necesitamos un interés político en el cine que provoque que todos tengamos derecho a los fondos del financiamiento.
Eslinda, y cómo le va al personaje de Martha (telenovela Latidos compartidos), ¿le solicitan mucho en la calle que presagie futuros?
Una cantidad de público tremendo me lo pide y yo le digo: “Hoy no estoy inspirada, el día es el sábado”. Al inicio Martha no me atrajo porque no tenía grandes momentos dramáticos. El guion sí me gustó porque era diferente, profundo y serio.
Pero poco a poco fui encontrando el personaje, basado precisamente en esa cosa mínima, cotidiana que posee, de ser una mujer muy simple, madre de tres hijos, cuyos problemas son de ella también; su interés de ayudar a la gente, de compaginar con el marido ante el cual se da a respetar. Traté de hacerla muy mesurada, una Martha humana.
Manuel, en una entrevista dijo que la vida al lado de Eslinda se le había ido muy rápido. Y ese amor, ¿cuál virtud ha alzado más alto?
(Es aquí cuando ella no se aguanta y le tira besos y los ojos de él la miran como le digo, lector, más hermoso que nunca.)
Manuel: Sin dudas, ella. También ha sido fundamental comprendernos y ayudarnos en las necesidades del otro, en lo que cada uno quiere y debe hacer. Por ejemplo, en Zafiros… Eslinda no trabaja, pero ha sido la película en la que más consejos me dio.  
Eslinda: Para mí la virtud ha estado en que todos los días son diferentes. Hay que alimentar el amor, y crecerse ante cualquier dificultad o situación cotidiana, porque la vida es compleja. 

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