lunes, 5 de enero de 2015

Para Zoilita

Dice el administrador del Periódico que en mi condición de tutora debo escribir cada tres meses una evaluación de ella, hasta que complete los dos años de Servicio Social. Las líneas que siguen se alejan de los párrafos famélicos y borrachos de formalidad que él seguramente espera como respuesta a su solicitud. Me gustará ver la expresión de su cara cuando me diga: “Zucel, esto no fue lo que yo le pedí”.


Zoilita (a la derecha ) Yarisbet y yo en el centro,
en un día de cobertura
Septiembre la trajo. Nunca había llegado con el noveno mes. Solo enero y junio tenían ese privilegio. Ahora es diferente, no iba a estar por 15 o 30 días, vino para quedarse, y me costó un poco acostumbrarme a la idea, pues su presencia resultaba la prueba irrefutable del paso del tiempo.
Caigo en la trampa del recuento. Parece que fue ayer cuando llegó aquí por primera vez, y ante mi inquietud por sus aspiraciones contestó: “Usted debe saberlo, nosotras vinimos a trabajar”. Y yo escuché su USTED, y me dije: Zucel, ahora vas a pagar todo el "mal" que has hecho, diciendo USTED a diestra y siniestra, "ofendiendo" a tantos que me pidieron desterrar el término por creerlo anticuado o por "hacerlos” viejos, cuando en casa me enseñaron que era buena educación.
Así conocí a Zoila Pérez Navarro. Ella, junto a Yarisbet Jomarrón, fueron mis primeras alumnas. Apenas habían transcurrido unas horas de enero del 2010 y me inauguraba como tutora de las prácticas estudiantiles. Siempre había estado del otro lado, con los nervios y la curiosidad desbordados, deseando aprender, confirmar la vocación, ver mi nombre publicado. Pero ahora miraba desde la acera del frente,  desde el lado en que no siempre encontré comprensión, pero bastaron unos pocos buenos ejemplos para optar ser como ellos.
Intenté guiarlas en todo, no solo en lo concerniente a la redacción periodística y el complejo titular. Reflexionamos mucho sobre el trabajo con las fuentes, la censura, la autocensura, la responsabilidad de dar una información; les hablé de la necesidad de leer, ver buenas películas; quise saber de sus ambiciones, intereses, y yo les confesé los míos. Les dije que un buen periodista necesita tener criterio. 

Una noche de ballet y de mucho trabajo y nervio
para las nenas  
Compartí con ellas mi más elementales reglas de oro: no se habla de lo que no se sabe; no se dice lo que no se ha confirmado; investigar constituye el pan nuestro; es imprudente escribir el mismo vocablo cuando existe algo llamado sinónimo; y lo hermoso no está reñido con lo sencillo.
Hablamos de la familia, el amor, el desamor, las desilusiones, las ilusiones. Les dije que no bastaba con ser un buen periodista,  también había que ser una buena persona, sobre todo sensible, para darle valor a los detalles. Les di la oportunidad de probarse; caminaron solas, aunque las vigilara desde lejos; publicaron la mejor versión de su redacción así necesitaran intentarlo 500 veces y la noche nos sorprendiera en esa búsqueda.
Zoli junto a Yela, otra compañera
 de trabajo, juntas en 26 
Por supuesto, hubo chance para el recreo, comimos helado, nos reímos juntas y muy pronto dejamos de ser extrañas. Después de aquel enero, Yarisbet casi no volvió, pero Zoilita siempre se presentó, y aunque no estuviera de prácticas en el Semanario, nos mantuvimos cerca.
Me daba gusto ver sus avances, sentirme parte. Ver cómo el 'usted' bajaba la guardia y la amistad imponía su estatus. Así llegaron los días de despedirse de la Universidad, y de otra vez tocar las puertas del Periódico, pero ya no como estudiante, sino como toda una periodista graduada.
Y en ese capítulo estamos. Ella toda avivada y dispuesta, y yo, conmovida por su  presencia.  Ahora 26 me parece un lugar más acogedor. La juventud sigue creciendo aquí, las últimas "compras” de nuestro club han sido muy valiosas,  gente buena realmente, y Zoilita viene a subirle la temperatura a esa racha ganadora.
Junto a sus padres el día de la discusión de su tesis 
Poco meses ella ha necesitado para demostrar lo que muchos sospechaban y yo confirmé muy temprano, tiene madera de triunfadora esta muchacha; su iniciativa, creatividad, decisión, criterio, valentía, laboriosidad y sentido de la profesión la empinan a cumbres superiores.
Oiremos hablar de ella, se los aseguro. Y más ahora que aprendió a poner títulos jajajaj (¿te acuerdas de nuestras batallas campales en busca de uno?). Tengo otra amiga en 26, otra colega de respeto y ya ando buscando tema para volvernos locas juntas.
La discusión de su tesis de graduaciónsobre el tratamiento del género en el Periódico nos dejó a todos con un torbellino en la mente, pensando en cuán estereotipados somos, cuántos amarres nos ponen los tabúes y el desconocimiento.
El sector de la Salud la tiene ocupada desde su incorporación, mañana puede ser otro trozo de la realidad, y dentro de un tiempo quién sabe. Lo que siempre estará constante es su necesidad de ir hasta el fondo en cualquier asunto, la sinceridad y limpieza de espíritu, aunque ello le cueste algunos tragos amargos. Yo lo sé.

Octubre le trajo su primer salario y a pesar que no me invitó a comer helado, Zoili, gracias por la oportunidad de compartir tu tiempo. Feliz porvenir. (No me vayas a matar por las fotos, please).

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