Qué somos sino átomos dispersos, necesitados de
conectar con el otro. Al hacerlo, bien se ha visto, aparece la maravilla. El
reparto La Victoria ,
en esta ciudad capital, desde hace 12 meses acoge una aventura que busca ese
encuentro.
El sueño, aunque apenas comienza, le llegó el 30 de
abril del 2016, cuando nació el proyecto comunitario AvivArte y plantó la idea
de elevar la calidad de vida de los que residen por aquellos lares. En primera
fila, dos aliados, el arte y la Educación Popular.
Desde que Annia Salgado Peña, amante de la música, y
Eddy Reyes Uliver, hombre de la plástica, colaboraron con la experiencia
sociocultural Callejón de la Ceiba ,
imaginaron algo así para su barrio, allá, en la calle 49. Y de tanto idearlo,
sucedió. Hoy, su casa, la número 28, cada tarde de sábado se convierte en
laboratorio de creación de la zona.
Si acudimos a la cita, no sabremos qué escoger. Nos
gustará acompañar a la infante que monta un nuevo tema, o a los pequeños que
modelan el barro, aprenden algunos trazos del rostro humano en las clases de
dibujo o se deciden por tocar piano y flauta.
Los deseos de la ubicuidad no se irán muy lejos
cuando veamos el joven que lee sus versos o el grupo de los más veteranos, autollamados
Los Almendrones, dialogando sobre la familia y cómo ayudar con los nietos
adolescentes, para luego ponerse al día en las manualidades.
Todos aquí tienen voz, todos son aceptados en los
diversos talleres, y al llegar te parece que visitas el mejor patio del mundo,
entre sombras de carpas, pinceles, risas y gente que dice: Bienvenida.
VOCES
Dignora Gutiérrez Gutiérrez ha vivido desde siempre
en La Victoria
y nunca había presenciado un movimiento cultural semejante, con tanta oportunidad
de desarrollar y compartir las potencialidades individuales.
“Ha sido una iniciativa importante para el recreo
de los niños, y me agrada cómo los mayores podemos aportar constantemente nuestra
sabiduría. En este proyecto se reparte mucho amor”.
Las historias se llueven. Dayanis Lorena Zaldívar
Pérez trae la suya. Solo tiene 8 años y en AvivArte “ha aumentado mi repertorio
musical. De las más recientes canciones que agregué está Salva al mundo. Aquí nos divertimos porque hacemos cosas diferentes”.
A la vivencia de ella sumamos la de Lester
Fernández Ballester, que en una de las tardes sabatinas hizo la primera lectura
pública de su quehacer literario; o la de Mariela Vázquez de la Cruz , la joven del Hogar de
Niños sin Amparo Familiar, siempre enamorada de la pintura y solo ahora halla
el camino para expresarse desde ahí y en manifestaciones distintas.
La profesora Yolanda Peña lo asume como otra manera
de educar. Su gran experiencia docente le permite visualizar un inmenso
potencial para crear espacios educativos no formales, que aboguen por el buen
uso del tiempo libre y alimenten la mentalidad de emprendimiento y de trabajo
en equipo.
AvivArte es un miembro más de la familia Salgado
Peña. Su hija Annia lo trajo al mundo y cómo no abrazarlo.
POR
DENTRO
No faltan los colaboradores, además de un grupo
gestor bien unido. Instituciones como la Casa Iberoamericana de la Décima , la Biblioteca Provincial ,
la Dirección
de Educación en el territorio, la
Asociación de Pedagogos de Cuba, la casa de cultura Tomasa
Varona y la Red
de Educadores Populares mantienen lazos muy fuertes allí.
El proyecto piensa en la sostenibilidad y por eso
habla de emprendimiento, de alianza; estuvo en Pedagogía 2017 y para abrirse
camino concursa en uno de los certámenes del Centro de Intercambio Referencia-Iniciativa
Comunitaria (Cieric).
Justamente, la Oficina Regional de esa entidad,
y la Comisión
Permanente de Trabajo Comunitario de la Uneac , lo reconocieron en su
primer cumpleaños por su avance y los aportes a la sociedad.
“Hacía falta un espacio así en nuestro entorno,
para que las personas pudieran mostrar su talento y ser ellas mismas emisoras
de cultura e identidad. Nos sentimos comprometidos con transformar la realidad.
Eso nos inspira”, dice Annia.
Eddy amplía: “El propósito es llevar el arte al
alcance de todos. Esperamos que AvivArte dé frutos, se multiplique en semillas,
y nazcan otras experiencias como estas, para rescatar valores”.
Siempre hay
un arte y un después es el lema que se han inventado, y en busca del mejor
“después” redescubren, cuidan detalles, trazan nuevas metas, quieren de
cualquier mancha amarilla, hacer un Sol.
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