No
había manera de pasar cerca y no sentir dolor de verla perdiendo por días sus
pedazos, solo hacía falta un aguacero fuerte para saberla deshojándose, cual
flor marchita. Ya estaban la arena rosada de Guamá, el cemento blanco, pero muchos
temimos que los demorados trámites en busca de materiales imprescindibles para
la restauración como la resina epóxica y el convertidor de óxido, se solucionaran
demasiado tarde.
Sin
embargo, la historia presente de la
Fuente de las Antillas ya no será más una de lamentos y culpas, por fin vuelve a la vida de manos de los escultores Nóver
Olano y Pedro Escobar, quienes han contado con la colaboración del joven
egresado de la Academia
de Artes Plásticas de Holguín, José Zayas.
A
los tres se les ve por las mañanas cubriendo las heridas del conjunto que la
egregia Rita Longa obsequió a Las Tunas, inaugurado el 24 de febrero de 1977, y
ya todo un símbolo local. Tuvo la autora muchas ofertas de sede, pero ella
escogió poner aquí su bella interpretación de la leyenda del cacique Jaías, que
explica el nacimiento de las Antillas. Cuba es la india dormida sobre el agua.
Cuando
los artistas empezaron la intervención se dieron cuenta de que su diagnóstico
había quedado muy por debajo de lo real. Desde febrero raspan, ranuran, eliminan
el óxido de las estructuras metálicas interiores, limpian, modelan, sustituyen
partes destruidas, cuidan con esmero los secados y ahora, cuando ya están en
los toques finales, todavía aparecen detalles por arreglar.
“Era
tanto el deterioro que tuvimos que retirar cuatro piezas originales y en su
lugar poner réplicas, se trata de los peces más pequeños, a los que ya
restauramos y formarán parte de la colección patrimonial de la Galería Taller
de Escultura”, comenta Nóver, presidente provincial del Consejo Asesor para el Desarrollo de la Escultura Monumentaria y Ambiental (Codema).
Pedro
apenas rozaba la adolescencia cuando fue testigo del nacimiento de la obra,
como vecino y estudiante de la Escuela
Vocacional de Arte. De cerca sufrió su ruina, quién le diría que él
formaría parte del renacer. “Estoy muy contento y orgulloso de trabajar en una
creación de Rita, a quien tuve el placer de tener como amiga. Ella era muy
familiar, accesible, coloquial”.
Ambos
artistas ostentan gran experiencia en las lides tridimensionales, y sin embargo,
esta oportunidad los ha llevado a apreciar la Fuente … de manera diferente. “Ahora valoro
más el modo en que Rita vio los volúmenes, enfrentó las formas”, explica
Escobar. “Me ha aportado su concepto de síntesis, de modelaje. Comprendí que
hubo un gran estudio y pasión a la hora de componer todos los elementos”,
afirma Olano.
La
rehabilitación incluye los bancos escultóricos, colocados hace más de un año,
junto a las áreas verdes, la iluminación, la pintura epóxica a todo el conjunto
y por supuesto, los surtidores de agua. Estos cuatro elementos están
pendientes, entre los cuales el más preocupante es el último, pues aún no llega
la turbina que permitirá saber en qué estado se encuentran las tuberías
subterráneas. De hallarse inservibles ya existe una alternativa en proyección. La Empresa de Comunales debe
poner esos recursos.
Esperemos
que tales pasos no se eternicen, porque la titánica y excelente labor allí
desempeñada merece otro final, feliz, por supuesto. Una vez completada la misión,
el mantenimiento regular no podrá faltar, para coger a tiempo cualquier
desgaste, como mismo deben funcionar constantemente los surtidores para que los
cambios de temperaturas no lastimen las superficies. Los transeúntes y usuarios
de la zona wifi allí ubicada, también han de cuidarla.
Se
maneja octubre, mes de aniversario del movimiento escultórico tunero, como
posible fecha de reinauguración. Parece demasiado cercana si recordamos lo que
falta. De todas maneras, cuando suceda, será un gran día.
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