Ariel
Sotolongo García es una de las tantas personas que en la provincia se dedican a
grabar memorias, vender el "paquete semanal", quemar discos, junto a
otros servicios como la impresión de documentos. Dicho así, pareciera que no
posee algo novedoso para contar. Pero lo tiene, porque este Licenciado en
Derecho, desmovilizado del Minint, anda soñando su propio paquete de
información, uno de alto valor cultural, sobre todo de Las Tunas.
¿Un copiador que se preocupa por lo que
sus usuarios copian?
"Desde
el inicio, además del derecho de autor de los materiales, me preocupó lo que la
gente consume, por eso analizaba la información en mi poder y hacía una
selección; tampoco discriminaba tanto, porque no creo que el interés por
determinado producto desaparezca eliminándolo, sino proponiendo algo en su
lugar. Todos hablan del "paquete", pero casi nadie se dispone a ser
la contraparte.
"Aunque
he pasado buena parte de mi vida en otras provincias, me siento tunero y me
molesta que este territorio se vea a sí mismo como poca cosa y no crea en sus
valores. Por ahí vino mi afán de brindar información local. Apenas estoy
iniciando en el contacto con las instituciones y personas que considero pueden
aportarme en ese sentido.
"Brindaré
el servicio de manera desinteresada, lo hago con el fin de promocionar la
creación, no quiero dinero a cambio. ¿Cómo se entiende eso? Digamos, usted
viene a copiar una película, yo se la cobro, pero no lo que le voy a proponer,
que quizás sea el último video clip de cualquier agrupación tunera, el PDF de
la versión impresa de 26 o la
programación cultural del mes".
En
estos momentos Ariel intenta materializar, a través del arrendamiento de un
espacio en la librería Fulgencio Oroz, el café literario que contará con una
computadora para copiar documentos sobre las letras. Ese sería el primer paso
para llegar a un escaño mayor, el Ciber Café, donde se pueda encontrar
referencias de las más variadas temáticas, en especial del Balcón de Oriente.
A
Sotolongo García le gusta laborar en equipo, y el hecho de que se le ha dado
bien asociarse con otros para responder a los pedidos de diversas empresas en
los restantes planos de su negocio, lo ha llevado a caminos muy singulares como
postales y agendas ilustradas con el pensamiento martiano.
"Queremos
elaborar productos de alto valor cultural. Ya hemos hablado con la dirección de
Patrimonio para diseñar y realizar una revista digital sobre ese universo.
También concertamos con la editorial cartonera de la AHS, Encaminarte, para juntos conformar una agenda que recreé el Diario de Campaña del Apóstol, dando el
aire antiguo y con fragmentos del texto."
El
hombre de La Edad de
Oro no deja de motivarle encuentros. "Estamos organizando una
exposición con carteles sobre la obra del Maestro. La protagonizan artistas de
aquí, poco conocidos, precisamente para ayudar a visualizarlos".
Evidentemente
Ariel y quienes lo acompañan saben muy bien lo que quieren. "Tratamos de
demostrar que un trabajador por cuenta propia, con el escaso margen legal y de
recursos a su alcance puede alejarse de lo mercantilista".
Y
si le parece poco lo dicho, lea esto: "Somos un grupo que aguarda por la
aprobación para convertirse en una cooperativa no agropecuaria. No estamos
esperando a que nos digan sí, para ponernos a proyectar cuál va a ser el objeto
del negocio. Con la cooperativa podemos legalizar mucho más nuestra
actividad".
El
entrevistado de La Rendija cursa una
Maestría en Administración de Negocio, aspira a integrar la Asociación de
Comunicadores Sociales y cuando habla de fundar una empresa el rostro se le
ilumina, como quien no le teme al reto. Contagia su disposición y avidez
emprendedora.
Hace
cinco años empezó en las lides del cuentapropismo, y la pretensión es integrarse
armónicamente a la sociedad, pero a veces no resulta tan fácil. "Considero
que el trabajador por cuenta propia está desatendido y desamparado en varios
aspectos. Hay problemas que se pueden solucionar localmente, tengo conmigo como
trofeo la única factura de insumo que he podido lograr".
Frente
a la taquilla del teatro Tunas, todo el interesado en colaborar con el proyecto
de Ariel y los creativos a su lado, podrá encontrar la sede. Allí está la
génesis de un plan que bien pude ilustrarnos de las potencialidades culturales
aún no desplegadas ampliamente por el sector privado, importante sobre todo, en
un territorio cuyas instituciones del arte no han sabido posicionar y a sus
mejores baluartes. Sigámosle la huella a esta microexperiencia.
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