Hoy
el mundo se ha estremecido. Han pasado varias horas y yo no salgo de mi pose
obnubilada. Los Cinco ya están en casa. Su historia parecía destinada al
horror, y de pronto ha amanecido con
tanto, tanto Sol, que apenas se puede creer. Quiero guardar estas fotos para
recordar siempre que es posible la concordia entre los hombres, y que la
justicia, aún cuando a veces se escurra entre demonios y piedras, puede alzar
su voz clara. Mira que ansié ver estos
abrazos de familia.
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