El seminario San Basilio Magno en Santiago de Cuba lo vio siempre cercano al teatro. Estudiaba el tercer año de Filosofía en la carrera de sacerdote cuando descubrió que aquel camino de entrega absoluta a Dios no era su vocación; dentro, muy dentro y sin remedio, le palpitaba un idilio entre las tablas.
Al otro día de haber vuelto a casa, fue contratado por el Consejo Provincial de Artes Escénicas para integrar el proyecto humorístico Agencia Loca. Todo empezaba a tener sentido, cómo de niño le ponía voces a sus soldaditos y era el más brindado para los matutinos de la escuela; cómo resguarda entre lo importante haber visto a los nueve años Cecilia Valdés en el Teatro Tunas por el Lírico Nacional.
Pequeños destellos de futuro que lo prepararon para que un buen día, por los caminos más insospechados, su destino lo encontrara. Ernesto Parra lo sabe: él no llegó al teatro, el teatro fue quien lo escogió, quien lo halló para ayudarnos a poner frente al espejo nuestra humanidad.
Hoy es actor-director del grupo que ha sacado al payaso de las mazmorras del mercantilismo y el seudoarte, obsequiándole la reivindicación de todo mal. En esa defensa, el elenco ha ganado los premios más prestigiosos del país, como el Caricato (2006) y el Villanueva de la Crítica (2012), además de casi una decena en el Festival de Camagüey. Ante Teatro Tuyo ya no se puede guardar silencio.
Ernesto ni de noche ni de día puede separar de sí la necesidad de expresarse desde el proscenio. Esa es su carga divina. A Gris (2013), la obra que ha logrado la mayor atención de la crítica, la escribió lavando los pañales de su pequeña Victoria.
A veces es Papote (como le decía su papá cuando pequeño) y en otras comanda la tropa, aunque en ese caso igual se siente sobre el escenario a través de sus talentosos muchachos. En el 2014 Teatro Tuyo ha cumplido 15 años y entre vals de guirnaldas y abrazos, los acomodos no tienen espacio. Cada día hay que volver a empezar, el diálogo con el público espera.
De dónde vino el apego a la técnica del clown
Al disolverse Agencia Loca, me llaman del Consejo para junto a Ángel Dovales y Katia López, formar el proyecto Piñata que se dedicaría a animar fiestas de cumpleaños. Realizábamos lo tradicional, juegos, canciones, piñatas, rifas, y quien nos va alertando de que podíamos hacer algo más interesante fue justamente el público. De manera indirecta nos pedía otras búsquedas. Recuerdo que cuando terminábamos los invitados se habían divertido mucho, pero nunca aplaudían, y yo siempre me quedaba con esa inquietud.
Pasaron dos o tres años, algunos talleres que cursamos con grandes maestros de la animación de títeres, la actuación y la pantomima, y todos esos ingredientes se fueron sumando para delinear esta estética. De Piñata pasamos a Teatro Tuyo, y optamos por esa relación como juego de palabra, en el que tú como espectador y yo, como actor, nos fusionamos en una puesta en escena.
A partir de Dos Payasos en peligro tomamos conciencia de que el clown podía contar una historia, pero no fue hasta el 2005 con Parque de Sueño que asumimos la corriente de la extraverbalidad, del gesto por encima de la palabra y el trabajo con argumentos de una tridimensionalidad teatral: que diviertan, hagan reflexionar y conmuevan.
El payaso es más que traje colorido y nariz roja, ¿les ha costado que Cuba lo entienda?
No. Y no considero que sea por la obra que hacemos, sino por la propia grandeza que habita en el clown si te entregas de verdad. Hoy Teatro Tuyo es como un oasis, pues existe un desierto enorme en cuanto al desconocimiento sobre esta técnica por parte de los hacedores y el público.
A nosotros nos sucede, y es una anécdota que no me gusta contar, que cuando estamos en Las Tunas nos preguntan cuándo nos vamos para La Habana; cuando actuamos en otra provincia, si somos de La Habana, y cuando estamos en La Habana, si somos de otro país. Parece imposible que algo auténtico, genuino pueda nacer en cualquier rincón.
Eso demuestra que si apuestas por la verdad de algo, ella se identifica y logra respaldo. No nos ha costado tanto afuera como dentro, pues necesitamos más apoyo institucional para generar nuevos espectáculos, como mismo les sucede a otras manifestaciones que intentan, al igual que nosotros, realizarse desde aquí.
Lo digo desde el sentido de un tunero rellollo y no por gusto mi hija se llama Victoria. Que en 15 años y luego de giras nacionales y tantos premios, solo hayamos ido dos veces a Amancio, es falta de apoyo a nosotros y a ese público que sabe de nuestra existencia a pocos kilómetros.
Procuramos una mayor toma de conciencia por parte de muchos colegas, y en eso nos esforzamos no solo en nuestras puestas. Estoy escribiendo un libro, nada más voy por 32 páginas -aclara y sonríe- con el nombre de El infinito universo del clown, saldrá por Tablas-Alarcos, editorial especializada de las Artes Escénicas.
Ya entregamos el anteproyecto para la fundación de la Escuela Cubana de Payaso, por lo pronto para la zona oriental, y mantenemos nuestro Taller Nacional de la manifestación que queremos para el 2016 tenga un alcance internacional. Además, Teatro Tuyo se ha insertado con éxito en Clown Planet, una de las páginas web de habla hispana más importantes en el tema.
Hay signos importantes del reconocimiento no solo al grupo, sino al payaso como género vivo, veraz, que puede aportar al movimiento teatral cubano.
Cómo se complementa en Ernesto, el director y el actor
Ambos están en la medida en que los espectáculos van naciendo, dirijo desde el actor que soy, no creo una división porque no existe en mí, no estudié actuación ni tampoco dirección. Cuento con un equipo maravilloso de actores, técnicos y el personal del cine-teatro 28 de Septiembre. Todos se involucran en el hecho artístico, y eso me complementa.
Desde tal intuición y empirismo, el público también se suma a cada proceso. Cuando me toca estar fuera de la escena, siento que estoy irradiado o diversificado en cada uno de mis actores, técnicos y viceversa.
Esa comunicación… ¿será la clave para un quehacer tan pródigo, para estrenar una puesta y ya tener tres o cuatro en espera?
Exacto. Trabajamos el teatro extraverbal, pero utilizamos la comunicación absoluta y total, con todas las discrepancias, diferencias, broncas y altercados que pueden surgir cuando un grupo de personas tratan de ponerse de acuerdo en un propósito. Eso comienza, incluso, desde que los estudiantes de actuación se acercan a Teatro Tuyo.
En esa relación veraz es donde aparecen las ideas; en la toma de conciencia como artistas y seres sociales de un territorio con sus defectos y virtudes, y optamos por señalarlos de manera enfática y teatral.
Que no hay mejor país para vivir; que todavía hay espacio para perdonar y olvidar porque el error no es más que el tropiezo necesario para darte cuenta que el camino aún continúa; le quiero decir que hay espacio para la alegría, pero no la de reírnos de nuestros males, sino la que nace de la creatividad y ese potencial del cubano de estarse siempre levantado.
Somos una isla, pero no estamos aislados; nuestra frontera podemos ser nosotros mismos, no el mar.
¿Es posible para un verdadero artista que las carencias lo frenen?
No, el límite eres tú, tú eres tu propia carencia. Nuestros dos últimos espectáculos no le han costado al estado ni un centavo, y a nosotros ni sé cuanto. Es un acto ni siquiera altruista, es una necesidad espiritual, de meter la mano en el bolsillo y ver que te quedan 5.00 pesos, dejar 2.00 para la merienda de los niños, y con los otros 3.00 comprar un poquito de pintura.
En nosotros, hacer una colecta no parte de una decisión sindical o administrativa, sino de la necesidad espiritual de haber encontrado no un espectáculo, sino un tema sobre el que queremos dialogar.
¿Cuáles insatisfacciones artísticas te aquejan?
Que la técnica del clown no forme parte como una asignatura importante del nivel medio de la enseñanza artística, y mucho menos está en el ISA. Para colmo la Escuela de Circo lo sacó de su plan de estudio como especialidad porque no tenía claustro. Son insatisfacciones no porque me guste ser payaso, sino porque estudiándolo he comprendido su gran riqueza y cómo te habilita en otras técnicas como la pantomima, la expresión corporal, el títere, la danza y la actuación.
¿Qué pasa con el teatro en Las Tunas que no se levanta como debiera?
Ya yo soy más optimista, pienso que se está levantando, ahora no importa si debió hacerlo antes o si demoró mucho. En la medida en que los artistas, no por cumplir con una institución o por el salario, sientan la necesidad social, humana de expresarse, de comunicar, de aportar soluciones posibles o señalar virtudes de donde vivimos, el teatro se irá levantando.
Antes se hablaba de la depresión en la infraestructura constructiva, pero ese panorama ha cambiado, ya están los espacios, lo que falta es la conciencia. Hay que empezar a eliminar los pretextos. Resulta un gran reto, pero igual tengo esperanza, fe que el teatro por sí mismo se imponga como lo hizo conmigo.
Soy un hombre de Dios, y no solo porque ante cada función todos oramos. Debo decir que en Teatro Tuyo hay un ecumenismo fabuloso, tenemos católicos, evangélicos, ateos, militantes, practicantes de la religión yorubá, espiritistas.... En ese ecumenismo ecléctico hay una fe. La fe es la certeza de lo que no se ve, hasta tanto no empiezas a comprobar, sin hacer como Santo Tomás que metió el dedo en la llaga. Nos pasa, por ejemplo, cuando subimos una obra al escenario un poco a ciegas, vemos la reacción del público y eso nos devuelve la fe.
Soy un hombre de Dios porque lo que busco es que ese evangelio se convierta en dramaturgia. De manera parabólica, como Jesús, tratamos de hacer esas metáforas de la realidad, de la ficción y que al público siempre le llegue un mensaje cristiano evangélico.
Imagina, estamos en el 2120, un espectador revisa la enciclopedia escénica y encuentra a Ernesto Parra y a Teatro Tuyo, ¿qué te gustaría que dijera?
Teatro Tuyo, grupo tunero, que no se cansó de jugar, de creer, de vivir, de crear.
No hay comentarios:
Publicar un comentario