El
privilegio del instante, de un breve tiempo exprimido al máximo, todo para inquietar al público, para hacerlo cavilar,
para que haga una parada en su rutina diaria y se piense, se vea, se pregunte.
Por
esos entresijos anda el performance, que a estas horas tiene en Las Tunas su
casa, con el desarrollo de la IX
jornada de intervenciones urbanas La Pupila Archivada , hija de las
intenciones expresivas de la Asociación Hermanos Saíz aquí. Representantes de
Pinar de Río, Mayabeque, Santiago de Cuba, Granma y Guantánamo, además de la
localidad sede, dan vida al convite.
Cualquier
respuesta ayuda a saber que el experimento cumple con su primera regla: llamar
la atención. Sirve lo mismo una mirada curiosa, que una frase como: “Y ese loco
qué hace con su cuerpo lleno de precios”. Algo así murmuró uno que se quedó
petrificado cuando vio al joven guantanamero Manuel Pastor Céspedes Ramos, pasear
por el bulevar de la ciudad “tatuado” con cifras de venta. Lo siguió hasta la
entrada de la populosa tienda cercana para observarlo allí sentarse y comerse
las páginas de una revisa cultural.
Si
ese tunero continuó viaje pensando en los paralelismos y desproporciones entre
el consumo cultural y comercial, y cómo este último nos absorbe, se habrá
cumplido otra norma sagrada: conquistar la reflexión.