Las vacaciones, tiempo loco… mi periódico 26 lo sabe. ¡Y cómo lo sabe! Desde la
misma presentación de julio sus pasillos han dejado de ser simples y formales
rutas de acceso, para convertirse, sin movimiento constructivo de por medio, en
un salón de baile, un taller de la plástica, una pista de carrera o una esquina
caliente donde se discute cuál muñequito está en el “one” del hit parade.
La pandilla volvió, la misma que monta
campamento aquí en semana de receso, mientras cierto reglamento contrario a su
presencia se hace el sueco, porque es lo menos que puede hacer en temporada
estival. Casi siempre vienen con mamá, como apunta la práctica social, pero al
parecer la peculiar hueste está luchando por la igualdad de género, y llega también
de mano de abuelo y papá.
Conforman un grupo diverso, predomina el cariz
femenino y eso va a determinar algunas cuestiones,
como quién debe tomar primero el mouse, y así reafirmar de una buena vez que la
presente no es la generación del hula hula, sino la del bit, el Enter, los clips
izquierdo y derecho.
El Periódico no tiene recibidor oficial, pero
en estos días sí. Mario Sergio puede dar la bienvenida y con su dosis de
galantería, elogiarte, si eres mujer, la combinación en el vestuario, obsequiarte
una flor o su última creación plástica. Ismael, en caso de llegar primero y no
tener el moño “virao”, lanzará una sonrisa seductora, y ni se te ocurra llamarlo Popó, porque ya él está
grande para esas cosas de fiñes o… ¿será que anduvo estudiando el significado
de su apodo?
Si Sofía te pide unos minutos, presta
atención, lloverán confesiones de grandes o líricas posmodernistas, dígase por
ejemplo, aquellos versos para los que cazó las opiniones de su grey, como buena
hija de gato, o mejor dicho, de periodista. Luego de enumerar con ortografía
casi impecable momentos de ocio, sin excluir las cuatro quemaduras del último
viaje a la playa, termina señalando que lo mejor es estudiar, y eso mereció un:
“Sofi, cuando sea grande, quiero ser como tú”.
No recomiendo ponerse de chismoso a escuchar
las conversaciones de estos pequeños “pillos”, te sorprenderás sintiendo
envidia ante declaraciones como esta: “A mí me compraron una computadora para
mí sola”, dijo Lilita en forma “aguajosa”, y yo quise ser ella con tonito incluido.
O bien escuchas a Beti cantar afinadamente temas infantiles y te tranquilizas por
aquello de no quemar etapas, y luego caes en coma porque tararea un hit de Beyonce.
Miras a los lados y te rompes la cabeza
pensando cómo en su poco tiempo de vida estas fierecillas han aprendido tanto. Y
los más bonito: ellos se saben importantes, por eso perfectamente Marlen lanza
sin miramientos la interrogante de los 10 millones: “¿Cuándo vas a tener hijos?”
Y tú, con todos los capítulos recientes, quieres más decir Nunca que Pronto.
¿Qué historia traerán mañana? Esa es la incógnita
perenne, y de veras me gustaría que septiembre se durmiera en los laureles y
esta invasión, casi alienígena, durara más, porque ya lo presumo: extrañaré las
pinturas rupestres en los pasillos, las preguntas inteligentes y el humor nada
o demasiado racional. Aunque… de seguro, mis colegas progenitores desean otra
cosa.
Lindo verano, Nenita, jajajaja. Te beso enorme, y ya espero que el peque tuyo vuele también por esos pasillos en poco tiempo, ok? Te quierooooo.
ResponderEliminarNenito, tu comentario es el primero que recibo en toda la historia de mi blog. Gracias a ti ya se me fue la tristeza por tan prolongada ausencia. Tenías que ser tú. Y sí, espero que mi peque, como dices, corra por estos pasillos, y si me anda volviendo muy loca te lo mando para allá, la Liu y tú se ocuparán de volverlo loco a él jajajja. Un beso. te quiero.
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