El mismo
hombre que nos preguntaba por qué los cubanos contábamos casi siempre la
historia de nuestro país a partir de la llegada de los españoles a la Isla, obviando la huella aborigen, confesó a
todos pocos días después que sus hijos estaban absortos con las redes sociales.
“Casi no puedo hablar con ellos, llegan a casa y van directo para el ordenador”, dijo algo triste.
“Casi no puedo hablar con ellos, llegan a casa y van directo para el ordenador”, dijo algo triste.
Aquel docente
de la Universidad de Guayaquil, Ecuador, estaba algo
resentido con esos inventos ultramodernos; aún así, los más jóvenes del círculo
de comunicadores que por entonces coincidíamos en La Habana, se arriesgaron a darle lo que entendieron
como la solución ideal: hablar con sus párvulos a través de las redes sociales.
Sacar su perfil de Facebook y activar el chat cuando los viera conectados.
El “profe” sonrió,
agradeció el consejo y dijo que lo intentaría; pero sus ojos lo delataban: no
estaba del todo convencido, al parecer sentía añoranza del tiempo cuando
sentaba a sus pequeños en las piernas, les contaba historias y preguntaba cómo
le había ido en la escuela, así frente a frente, sintiendo sus olores, su
sudor, acariciándoles el pelo, sin una pantalla fría de por medio.
Aquel señor
estaba muy lejos de ser un ignorante, eso lo dejó muy claro cuando al pasar
unos segundos decidió compartir algunas ideas. Él sabía que la tecnología no es
mala o buena en sí misma, solo el empleo determina el cariz resultante. Entendía
que si predomina un apropiamiento crítico, bien se puede generar usos y
resultados nobles, y dar otro
significado desde una política ética.
No era
razonable obviar que con Internet por primera vez el ser humano puede funcionar
al mismo tiempo, como usuario y creador de nuevas formas de relaciones y medios
con una misma herramienta, entrando en crisis el oligopolio de la agenda y la
selección informativa de los grandes medios. No era razonable olvidar eso, y él
no lo hacía, pero aseguraba que el riesgo estaba en creer que en el
ciberespacio vivíamos la democracia en directo, cuando solo experimentábamos
una virtual, en la cual no hay solución para nuestros más ingentes problemas
reales.
El pensador
ecuatoriano desconocía qué tecla apretar para incluirse en Facebook, pero podía
recitar al dedillo todo el engendro que hay detrás de la supuesta y
cacareada libertad de Internet. Dominaba
el nacimiento de la Red de redes, con su primer suspiro en las manos frías
de la Guerra Fría (y no se disculpaba por la repetición)
y una cruz eterna: el imperialismo.
Recordaba
cómo ya a este mundo ceros de y unos lo dominan empresas privadas, cada vez más
fusionadas, comiéndose unas a otras, con los Estados Unidos al frente; y en el
que ya proveedores de los servicios informáticos y las comunicaciones
consintieron brindar la información que el Gobierno requiera. “Nos vigilan,
pueden descubrirlo todo; leer sin nuestro permiso correos, envíos de fax,
comunicaciones por cable y satélite, transmisiones radiales, conversaciones
telefónicas, transacciones financieras, los registros de vuelo, las
declaraciones de impuestos, los movimientos de tarjetas de crédito, los
archivos médicos… todo.”
El amigo
allende los mares estaba alfabetizado en la película de terror que puede
resultar la gran telaraña mundial. Ya sonaba a verdadero cuento infantil
aquello de que Internet era un espacio inmune a la regulación, al control de
los usuarios. Ya sabemos que a los
“titiriteros” que llevan los hilos de esta puesta en escena no le gustan las
sorpresas, es mejor, más seguro, estar un paso adelante.
Desde mucho antes del 11 de Septiembre, la maniobra
estadounidense sigue la pauta de adelantarse a cualquier otro gobierno o
emporio global para ordenar la
Red y proveerla de la arquitectura
tecnológica, legal y represiva que mejor convenga a Estados Unidos. Cuenta con
una circunstancia altamente beneficiosa para sus objetivos: la influencia de
las políticas neoliberales, que fragmentan y atomizan las sociedades, e impiden
que los grupos que enfrentan estas políticas reconozcan al enemigo principal. 1
Es así como
la propiedad privada de las empresas tecnológicas y sus soportes modernos les
permiten todo tipo de censura y de ataque a la libertad de expresión. Facebook
veta imágenes que no le gustan, expulsa de sus páginas a quien le moleste, y Youtube elimina videos bajo cualquier argumento. 2
OTROS MALES
Aquel padre
en apuros se preocupaba además por toda la frivolidad que emborracha hasta el
coma a la Red; un universo digital en el que la utilidad y veracidad
de la información, el juego limpio, no son atributos muy ajustables a su
cotidianidad, con noticias que Google prioriza no por su importancia, sino por
las veces que han sido replicadas.
Ya no es un
secreto: Las grandes empresas desarrollan métodos
de presencia e influencia abrumadora sobre el contenido digital a través de
colaboradores pagados en foros y webs, mediante influencia en buscadores,
inversiones en diseños y tecnología que desarrollan sus proyectos en el dominio
www.
El pedagogo
meditaba sobre sus hijos, la salud de sus mentes, cómo consumen datos creyendo
que es información y abandonan la
lectura de un libro. Se trata de la
ausencia de brújula que nos oriente para distinguir lo valioso de lo
irrelevante, lo riguroso del rumor, lo verdadero de lo falso, el especialista
del improvisador, el análisis del brillante del comentario de bar.
La catarata de Internet nos
ofrece sin distinción el estudio riguroso, el dato valioso, el argumento
elaborado, la tesis consparanoica sin fundamento, la cifra falsa, la
suplantación de un testigo, el megalómano mentiroso, el vanidoso cansino, la
trivialidad banal. 3
Sin que él
supiera cuándo sucedió, a su alrededor se habían reunido no pocos oyentes para
presenciar su diatriba. Uno de ellos lo interrumpió: “¿Y los movimientos
sociales, es posible consolidar uno desde la web?”
“No, no se
puede ser tan ingenuo. Claro que este recurso puede servirle al movimiento para
organizarse, repartir tareas, actualizarse de los acontecimientos, mandar
avisos, como sucedió con las manifestaciones previas a la guerra de Iraq en el
2003, que incorporaron a millones de personas en todo el mundo. Pero ahí se
unieron las dos redes, la virtual y la social, porque solo en la calle, frente
a los gases lacrimógenos, las balas, se puede conquistar alguna cosa, dándole
la cara al poder hegemónico.”
Otro miembro
del grupo acotó: “Como dijo Howard Zinn, cuando Estados Unidos luchó en
Vietnam, fue una confrontación entre tecnología moderna organizada y seres
humanos organizados. Y vencieron los seres humanos.” 4
HASTA QUE LA ABDUCCIÓN NOS
SEPARE
Yo escuchaba atenta
cada palabra del profesor. Sabía que en algún punto él estaba convencido de que
el futuro no existirá al margen de la Red. Ya no podemos vivir sin ella, llegó para
no quedar callada ante ningún asunto, y su propiedad y control del acceso se
convierten en punta de lanza de la batalla política de la sociedad
contemporánea.
El amigo
ecuatoriano sabía que Internet es la columna vertebral de la nombrada sociedad
en red. Y él no podía convertirse en un ermitaño moderno, solo alegando los
males de tamaña invención. Entendía que hay una gran diferencia entre el uso y
el uso con sentido de esta herramienta tecnológica.
Razonaba que
es más inteligente conocer el ciberespacio todo cuanto se pueda para poder emplearlo
humanamente y apoyar la construcción de un mundo mejor; así como investigar los
nuevos tipos de relaciones que se establecen dentro de este espacio, las
transformaciones culturales que produce para no pecar de ingenuos, y nunca
pinchar Me gusta ante la opción Enajenación. Siempre apostar por las redes
reales.
Internet es maravillosa,
sí, pero también es un arma de dos filos. Su paradoja es que en la misma medida
en que nos acerca a otros, nos aleja de nosotros mismos. El reto, me parece, es
hacer de ella un círculo virtuoso. En efecto, se trata de sumar, no de
anularnos. 5
Cómo terminó la historia de aquel papá inquieto. Nunca supe, aunque… no pude evitarle a mi imaginación flotar sobre esta historia, y verlo abriendo su perfil de Facebook, verlo riendo mientras chateaba con sus hijos, verlo dominando cada regla de aquel terreno “enemigo” que ya no le sonaba a tanto.
Pero no piense lector que el “profe” sucumbió ante los cantos de sirena. No. Puedo afirmar que en el último mensaje de hoy le escribió a sus muchachos: “Los espero en el parque a las 4:00 para tomarnos juntos un helado. Ah!!! Prohibido llevar celulares.”
Referencias bibliográficas
_____________________________
1. Elizalde, Rosa Miriam: Internet y Ciberguerra. Documento pdf, pág 16
2. Cubadebate.cu: http://www.cubadebate.cu/noticias/2011/01/13/censura-de-youtube-a-cubadebate-desato-movimiento-solidario, revisado abril 2013.
1. Elizalde, Rosa Miriam: Internet y Ciberguerra. Documento pdf, pág 16
2. Cubadebate.cu: http://www.cubadebate.cu/noticias/2011/01/13/censura-de-youtube-a-cubadebate-desato-movimiento-solidario, revisado abril 2013.
3. Serrano, Pascual: La
batalla de la izquierda y las redes sociales En. http://lapupilainsomne.wordpress.com/2013/02/13/la-batalla-de-la-izquierda-y-las-redes-sociales/
Consultado abril 2013.
4. Zinn, Howard: La
otra historia de los Estados Unidos. Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2004, pág 343.
5. Albarrán de Alba,
Gerardo: Los desafíos del Periodismo en la era digital, en http://www.saladeprensa.org/. Consultado
abril 2013.
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