jueves, 27 de marzo de 2014

Las ilusiones de una ilusionista

Dice que la magia la descubrió a ella y no viceversa. Desde pequeña le gustó,  pero ni en sus delirios más acabados de la niñez se imaginó sobre un escenario haciendo trucos. Era muy tímida, “aún lo soy”, aclara.
De adolescente empezó como bailarina. Tiempo después una prima le contó que en la compañía Huracán Mágico necesitaban una asistente. José Reynerio Valdivia Valdivia, el mago Píter, la recibió y ella nunca más quiso irse a otro lugar.
Luego pasó lo que se veía venir, muy pronto intentó realizar sus propias rutinas y no hubo marcha atrás. La niña timorata subiría al proscenio a encantar al público. Yanisbel Téllez Mulet, miembro de la UNEAC y con casi 16 años de quehacer, es hoy una de las integrantes más laureadas del destacado elenco local. Venezuela también sabe de su sensibilidad.
Premios en el festival Ánfora en categorías como magia general, cómica; pequeñas ilusiones y la actuación femenina enaltecen su palmarés. De esas glorias habla con regocijo, pero sin vanidad. Sus ojos brillan más si le preguntan por la escuela regional de la manifestación que se espera abra aquí en septiembre próximo. Tiene mucha esperanza puesta en ese proyecto.

El diálogo siguiente sucedió en una mañana. El día apenas empezaba y yo tuve la suerte de iniciarlo hablando con una mujer que se entregó toda a las preguntas. Siempre ella, sencilla y clara.
Tres características indispensables del ilusionista  
Ser muy profesional, discreto y tener mucha ética.
¿Cuántas veces debes repetir un número para hacerlo bien?
Todas las necesarias hasta lograr que salga naturalmente.
¿Y si luego de pasarte horas ensayando, fallas en la presentación…?
Siento al mundo derrumbarse. Me paso una semana pensando en eso, hasta que sucede algo bueno que me ayuda a olvidar. Soy media entretenida y recuerdo una función que delante de mí trabajó con agua otro compañero, no vi el charco, resbalé y caí. El auditorio hizo silencio, me paré, empecé a reírme y todos comenzaron a sonreír también, primero los niños, luego los adultos.
¿Constituye una carga pesada guardar el secreto mágico?
No. Un mago sabe que le gusta su profesión cuando conoce los secretos y le sigue interesando. Si la gente supiera, si yo les contara, dejaría de atraerles y no cumpliría objetivo nuestra labor.
Junto a tu esposo formas el dúo Los Dóbel y la hija de ambos anda haciendo sus pininos, ¿resulta difícil laborar con la familia?
Yo empecé trabajando con mi familia, me acostumbré y cuando tuve que hacerlo sola fue complejo, sentía más miedo escénico que de costumbre. Por suerte ya estoy adaptada y me va bien de las dos maneras.
¿Es bueno para una maga estar casada con un mago?
Muchos de mis logros sin su apoyo no hubieran sido posibles. Todos los  números los he soñado yo, pero cuando ensayo él me corrige. Tengo la suerte de poder idear mis rutinas con varios aparatos porque mi esposo me los construye. Fernando es uno de los mejores fabricantes del país.
Tus trucos siempre poseen sentido del espectáculo…
Me gusta contar una historia, ligar la magia con el teatro y la danza.
¿Hoy la Compañía es como la soñaste?
La soñé mejor, nos ha faltado apoyo por parte de las instituciones pertinentes. ¿Sientes que subestiman al ilusionismo?
 Sí, no se le da el valor que merece. A veces lo asumen como la oveja negra de las artes escénicas y los magos somos tapahoyos en los espectáculos. Se ignora cuán diversas manifestaciones reúne este género, como el teatro, la danza, las artes plásticas, es infinito.  
¿Quién es el mago Píter?
Nuestro ídolo, nuestro líder mayor y maestro. Si no hubiera sido por él, Las Tunas no tuviera una compañía, hoy muy reconocida en el país.
¿Algún número te tiene soñando despierta?
La verdad, a mi esposo y a mí no nos queda tiempo para desvelarnos por otro número que no sea el que estemos preparando para el “Ánfora”. Siempre tratamos de renovar y presentar más de dos, por lo que cada minuto cuenta.
Cuando subes al escenario, ¿qué te propones?
Encantar al público, hacerlo vivir la fantasía.
¿Te ha servido la magia para enfrentar otros dilemas de la existencia?   
Sí, por ejemplo, te puedes encontrar un niño triste, y con una moneda, tapilla o un pedazo de papel le haces alguna manipulación simple, y verás cómo enseguida cambia su semblante.
¿El mejor truco de toda tu vida?

Mi hija, sin dudas, mi hija.

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