Caricatura de Ramsés |
Como
peces fuera del agua, sí, esa fue la sensación que nos robó la tranquilidad, cuando
al llegar a La Habana
para un Diplomado sobre Comunicación del Patrimonio, luego del deslumbramiento
inicial, empezamos a preguntarnos qué hacíamos allí.
Mi
querido colega y yo, hijos de una ciudad quemada tres veces, sin pomposos monumentos
arquitectónicos ni calles adoquinadas ni fuentes aristócratas. Nosotros, rodeados
de párvulos de las villas fundacionales y de invitados de la República Dominicana , Costa Rica,
México, Ecuador y Bolivia, todos con asombrosa riqueza edificada, y para quienes
el verbo salvaguardar, sonaba a rutina visitada y no a pasmosa novedad como a
sus contertulios del Balcón de Oriente.