jueves, 12 de marzo de 2015

Donde Jorge Luis puso la vida


Está considerado ahora mismo uno de los mejores autores para niños y niñas en Cuba. Esa pudiera ser su presentación, pero como “pequeño malcriado”, él prefiere hacerle una mueca a lo solemne, a las categorías impuestas y nos pide mirar más allá. Y lo hacemos. Vemos cómo a veces desde el humor, la ironía, en otras desde lo lírico, y casi siempre ataviado de versos, nos entrega una literatura fresca y contemporánea, no solo para los locos bajitos de casa.

Cuando cursaba el tercer año de la carrera pedagógica de Biología, escribir se le presentó como un camino del que no podría escapar jamás. Hoy es miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), tiene 12 libros publicados, trabaja como periodista en la emisora Radio Libertad y no cesa de romper con fórmulas establecidas, tradicionales. Se aleja de vetustas moralinas, y prefiere sugerir más que explicitar.
Cerró el 2014 con el Premio UNA-Palabra que otorga la Universidad Nacional de Costa Rica, y el 2015 lo recibe con dos textos que serán presentados en las Tunas durante la 24 Feria Internacional del Libro, del primero al 5 de abril. No digamos más. Jorge Luis Peña Reyes tiene mucho por compartir.

¿Cuáles preceptos nunca violas si te dispones a escribir para la niñez?
Intento una literatura que no sea escapista, sino por el contrario, que involucre al niño en su realidad. Pese a lo complejo que pueda resultar el contexto es importante que respire el aire de su país, aunque el tema trascienda su época y circunstancia. Me propongo ser ameno y sugerente de manera que el libro no termine en la primera lectura.

¿Es posible hacer esa obra y seguir siendo un adulto bien adulto?
Para seguir siendo un adulto, no puedo olvidarme de mi infancia, de los libros que quise leer, de las preguntas que se me quedaron dentro y que ahora trato de responder. Seguramente, similares cuestionamientos inquietan a los pequeños de hoy. La niñez es un buen yugo que debemos llevar a cuestas como esos instrumentos necesarios para vencer desafíos venideros.
También soy un escritor que tiene muy en cuenta al público adulto, escribo para conquistarlo como lector potencial de mi obra,  pues es quien elije qué textos consumirá el niño.

¿Existen temas prohibidos?
No considero que existan a esta altura, sí me consta que hay temáticas mal tratadas, demasiado realistas o forman parte de modismos generados por los tiempos actuales. Eso, lejos de favorecer, perjudica la tolerancia de conductas que no han sido totalmente aceptadas por la sociedad. A veces los tratamientos se tornan poco sugerentes y muy agresivos, pero con una reflexión previa y cierta dosis de humor no hay respuesta que el niño no pueda entender y asimilar.
¿Es que acaso la cotidianidad no les presenta asuntos bien complejos? El divorcio, la muerte, la emigración. La literatura puede responder a esas preguntas sin caer en el didactismo habitual. 

Confundimos a veces libros para la infancia con ñoñería, ¿cómo saber los límites?
De la mano andan por el mundo dos maneras de enfrentar este universo, una desde la sugerencia y el respeto por ese lector, aterrizada en el contexto y transmisora de cultura; y la otra que se vale del apetito infantil para entregarle una seudoliteratura que aprovecha las portadas en colores y las versiones edulcoradas, tan vistas en el cine.   
Se suma la que tiene un interés didáctico con un mercado seguro, a tal punto que existen editoriales extranjeras que exigen a los autores rango de edad, temas, modos; contratan sus producciones solo con escuelas y promueven una manera que complementan determinados contenidos académicos.
Cuba con José Martí, Dora Alonso y Mirta Aguirre, entre otros, posee buenos referentes y eso nos salva de tanta telaraña.

¿Te sientes animado con el presente del género en Las Tunas y el país?
En los últimos tiempos por varias causas la literatura para niños ha tenido un auge sin precedentes. La poesía más que la narrativa me tiene animado en cuanto a solidez, pero en ambas variantes falta, no solo en el territorio, también en el país, una crítica especializada que distinga los verdaderos valores y no los haga invisibles en este afán socializador que tenemos.

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