domingo, 29 de enero de 2017

Tras el paso de un “pie mojado”



Buscando una historia encontré muchas. Supe del sobrino que estuvo cerca de que se lo comieran las pirañas, del primo que nadie aún sabe dónde está, de la hija baleada sin misericordia cuando faltaba muy poco para culminar la travesía. Buscando una historia…
“Periodista, de eso no quiero hablar, recuerdo y me parece que estoy de nuevo allí, en aquel calvario. Yo nada más le digo una cosa, a mí me pueden jurar ahora mismo que si pago el viaje en lancha, me llevarán hasta la puerta de mi casa en Estados Unidos a alguien de la familia, y jamás dejaría que sucediera. Nadie debe vivir lo que viví”.
Está de paso en Las Tunas. La frase le creció dentro muy poco después de que nos presentáramos. Dio tiempo a que soltara unas ráfagas de vivencias, pequeños destellos, como para que viera que no mentía, había demasiado dolor en el recuento pedido.
Del breve diálogo conocí del día que caminó 50 kilómetros por terreno angosto; de la hora que rogó por la lluvia, se moría, literalmente, de sed y por demás, estaba todo quemado; de las veces que vio a sus compañeros de trayecto perder el pudor y hacer sus necesidades delante del resto porque no quedaba de otra; de lo amargo de comprobar cómo algunos olvidan hasta la humanidad, pueden ver a otro hundido en el fango y no ayudar porque “si el guía se te va, perdiste todo. Aquello se trata de sobrevivir”.

lunes, 23 de enero de 2017

Equivocados



Bien dicen por ahí que la felicidad nunca viene completa. Es como si en el puerto de embarque, el encargado de nuestra suerte olvidara una tuerca o un tornillo. Todo queda flojo.
El 2016 trajo la telefonía fija a mi hogar. Para los periodistas (cubanos) eso es oro molido, lo primario. Adiós a contactar a fuentes por equipos públicos o enterarse a deshora de cualquier hecho, “porque no pudimos localizarte”.
Pero con el aparato llegaron algunas molestias: los equivocados. Y no hablo de los que marcan a un lado creyendo que es otro. No, aunque seguro, lector, fue lo que usted pensó.
Hablo de una parte de esos primeros, aquellos que ante la aclaración: “Está equivocado, es una casa particular”, sin más cuelgan estrepitosamente, tan estrepitosamente que debes acariciarte el oído para ver si no sufrió daño. Y te quedas extrañando un “Disculpe”.
A veces sin palabra agradable de por medio, da tiempo escuchar las maldiciones que lanzan del otro lado de la línea por no hallar a quién buscaban. Resulta que mi número se parece mucho a otros. Acopio, Empresa de Prefabricados, heladería La Fuente, policlínico Gustavo Aldereguía… la lista de un verdadero camaleón, aunque cierto departamento de la Dirección de Educación es el más recurrente.

viernes, 13 de enero de 2017

La música tiene su Casa en Las Tunas


Viejo sueño gritado a cuatro voces. Qué placer escribir estas líneas: Las Tunas ya tiene su Casa de la Música, que para más buenaventura lleva el nombre de Emiliano Salvador, el egregio pianista, hijo de Puerto Padre y referente del jazz latino. Ese apelativo es el primer triunfo del lugar, también su primer compromiso.

Una hermosa casona antigua, vestida de patrimonio y renovación, le pone toque de novedad a la avenida Vicente García. La gente pasa y todavía mira extrañada hacia su interior, donde se han rescatado elementos originales de la edificación. El salón principal recibe a los clientes con el escenario para grupos de pequeño formato y las paredes premiadas de fotos, todos ídolos del pentagrama del terruño. 

Luego el patio abraza. La parte más lateral es muy acogedora, y entre mesas, sillas, el bar y una esmerada ambientación artística, se pinta sola para actividades alternativas. Una puerta anuncia otro descubrimiento: la salita de concierto, con 36 lunetas. 

jueves, 5 de enero de 2017

El tufo de la indolencia

La mujer iba como si con ella no fuera. Parecía que andaba por el Prado habanero, exhibiendo su cartera. Pero no era un objeto de pasarela lo que le acompañaba, sino el saco con los desperdicios del cerdo que su familia comería el último día del 2016. Pretendía dejarlo en plena área deportiva del seminternado Jesús Argüelles Hidalgo, ciudad de Las Tunas.
Arrastraba su carga pesada por toda la calle, decorando el paso con un hilillo rojo, como vestigio del delito. Se notaba cómoda en su misión, hasta saludó a un vecino.
La vi desde relativa corta distancia, y cuando llegué al lugar del hecho, entendí que no resolvía nada con reclamarle a la señora. Alrededor del suyo otros tantos bultos pestilentes descansaban, en espera que la descomposición natural se llevara la fetidez que inundaba el sitio. Aún queda algo de esos aires contaminados.
Vivo por aquellos alrededores desde hace más de 25 años, y sé que la escena real aquí contada, repetida sin misericordia, ha sido una cruz de la que no ha podido desprenderse tan concurrido espacio.