viernes, 26 de diciembre de 2014

A su manera

Seguramente exagero, pero me disgustó un poco la expresión, por más que quien la dijo no parecía tener malas intenciones. En plena guagua un señor le comentó a otro: “Cómo que no sabes lo que vas a cenar el fin de año. En mi casa el puerquito ya está escuchando la conversación. Lo asaremos, porque el 31 de diciembre no se puede comer otra cosa”.
Me conmovió la cara triste del hombre interpelado. Él, solo atinó a levantar los hombros en señal de no tener explicación y calló, se consumió en un profundo y melancólico silencio, mientras su fastidioso interlocutor seguía contándole con detalles los preparativos.
Una sutil presión social latía en las palabras que le arrojaron encima. ¿De veras no andar el último día del calendario con el “mamífero nacional” a cuestas resulta algo bochornoso? ¿Acaso lo más importante es lo que te comes o con quién te lo comes en una fecha tan simbólica como esa?
La tradición habla de puerco asado, arroz congrí, yuca con mojo y ensalada. Qué rico. ¡Qué ricooooooo! Adiós a dietas o certezas médicas de un menú poco saludable, consumido a deshora. Mejor no pensar en esas menudencias, dirían muchos. Hasta yo lo digo.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

El Sol de los 5

Hoy el mundo se ha estremecido. Han pasado varias horas y yo no salgo de mi pose obnubilada. Los Cinco ya están en casa. Su historia parecía destinada al horror, y de pronto ha amanecido con tanto, tanto Sol, que apenas se puede creer. Quiero guardar estas fotos para recordar siempre que es posible la concordia entre los hombres, y que la justicia, aún cuando a veces se escurra entre demonios y piedras, puede alzar su voz clara.  Mira que ansié ver estos abrazos de familia.