jueves, 12 de junio de 2014

Papá, ¡presente!

Hace algún tiempo me escasean buenas historias de buenos papás. Y ya sé que esta no es manera de empezar una crónica en favor de ellos. Pero no puedo evitarlo por estos días. Sin embargo, diversas vivencias me salvan y no dejan que la amargura tome cuerpo. 

Conozco a uno que cambió de trabajo solo para poder cuidar a su pequeña; a otro que se divorció de la madre de sus hijos, pero no de ellos; a uno que si su parvulito está enfermo no se puede concentrar en nada, y solo él sabe la cuota de infelicidad que está soportando para evitarle profundas tristezas.

Veo pasar por mi barrio a otro que sin que los niños de la casa lleven su sangre, los ha criado como si la tuvieran; soy amiga de uno que meses atrás me dijo: “Zuci ahora sí se acabó la producción”, y recientemente lo encontré en el Facebook eufórico, chocho, bobito enseñando a su más reciente retoño. ¡Por fin el varón!, luego de dos hembras (Creo que ahora sí, Leo, debes cerrar por inventario).

miércoles, 4 de junio de 2014

La confabulación de los editores de Guillermo Vidal

Para que las cuartillas vírgenes broten en libros y el mundo sepa de sus aventuras hacen falta los editores, aunque en la gloria pocos se acuerden de nombrarlos. Guillermo Vidal, el gran renovador de la narrativa cubana de los años 80, tuvo su grupo de elegidos, y a ellos les entregó las obras con ejemplar desprendimiento, como un padre que deja en buenas manos a sus hijos.
Cuenta Carlos Tamayo, presidente provincial de la UNEAC (Unión de Escritores y Artistas de Cuba) que cuando el autor de Matarile era ya un nombre reconocido por los narratólogos, a veces le decía: “Tú fuiste mi primer editor”, porque él estaba inédito antes de que apareciera el plegable Las voces sobre las voces (1981), por el sello editorial de la casa de cultura Tomasa Varona, bajo la responsabilidad de Tamayo.
Luego, en 1984, tuvo el honor de llevar a buen puerto la salida del relato Se permuta esta casa, con el que el cultivador de Las manzanas del paraíso ganó en la primera bienal del cuento Marcos Antillas (Jurado: Onelio Jorge Cardoso, Manuel Cofiño y Ricardo Repilado). “Le propuse ilustrar la cubierta con una foto de la “Tomasa Varona”, a él le pareció gracioso y aceptó.”
Una década y media después, llegó a las manos de Mirta Beatón, fundadora de la editorial local Sanlope, un cuaderno con igual título, que además de tener esa historia nostálgica congelada en las paredes de un hogar, incluía otras nueve narraciones. Pocas veces ella disfrutó tanto su labor. Incluso hoy, no se cansa de hojear estas páginas que le valieron el Premio Provincial de Edición. Allí siempre encuentra a su amigo.